Juanín estaba allí
El extremo compara a la selección actual, que se medirá a Dinamarca en semifinales, con la que ganó el Mundial de Túnez 2005
La historia del balonmano español está marcada por el único oro que ha conseguido la selección. En 2005, con un Juan Carlos Pastor que acababa de hacerse cargo de la selección, España ganó el Mundial de Túnez. Fue una explosión que marcó un antes y un después y que llevó al equipo, que ayer cerró la segunda fase venciendo a Hungría (30-24), a figurar entre las más grandes.
Juanín García estaba allí. No había participado en la primera semifinal que España jugó en el Mundial de Egipto en 1999, pero sí en la segunda en 2003 en Portugal. Ambas veces perdió y la selección quedó relegada a la cuarta posición. Ahora, España vuelve a estar en unas semifinales mundialistas, en las que se medirá el viernes a Dinamarca, la única selección que ha ganado todos sus partidos, con un grupo renovado. "Lo que conseguimos en 2005 fue algo muy grande. Íbamos con una selección nueva, con un nuevo entrenador y con unos esquemas de juego innovadores. No pensábamos que podíamos ganar. Fuimos poco a poco, pensando en cada partido. Y nos plantamos en semifinales contra Túnez y en la final ante Croacia. Y ahí ofrecimos lo mejor", recuerda el extremo zurdo.
ESPAÑA 30 - HUNGRÍA 24
España: Hombrados (Sterbik), Rocas (3), Maqueda (1), R. Entrerríos (2), Ugalde (3), Iker (9, 4 de penalti), Morros (3) -siete inicial-; A. Entrerríos, Gurbindo, Garabaya (2), Aguinagalde (2), Parrondo, Juanín (2) y Cañellas (3).
Hungría: Fazekas (Mikler), Ilyes (2), Mocsai (2), G. Ivancsik (1), T. Ivancsik (3), Pérez (1), Schuch -siete inicial-; Csaszar (4), Harsanyi, Toro, Nagy, Gulyas (1), Katzirz (1), Zubai (5) y Lekai (4).
Árbitros: Canbro y Claesson, de Suecia.
Marcador cada cinco minutos: 3-1, 5-2, 8-6, 9-9, 12-10, 13-13 (descanso); 17-13, 18-16, 21-17, 22-19, 25-22 y 30-24.
2.500 espectadores en el Kinnarps Arena.
De aquel grupo quedan otros jugadores: Hombrados, Alberto y Raúl Entrerríos, Rocas, Garabaya, Juanín, Iker Romero y Chema Rodríguez. Son la base de la selección de Rivera. Pero a ellos se les han sumado Aguinagalde, Parrondo, Cañellas, Morros, Ugalde, Maqueda, Gurbindo y, especialmente, el portero de origen serbio Sterbik. "Es otro grupo", reconoce Juanín. "Sin embargo, creo que tenemos un potencial enorme y que no podemos quedarnos con la alegría, la satisfacción y la emoción de habernos clasificado para semifinales".
España comenzó con titubeos en Suecia, pero se ha ido afianzando a medida que avanzaba la primera fase. "Contra Alemania nos dimos cuenta de lo que podíamos hacer", explica Juanín. "La remontada ante Francia elevó nuestro listón. Cogimos confianza". Luego, ante Islandia, el rival más difícil, la selección jugó una primera parte de ensueño. "Hicimos una defensa excelente, nos anticipábamos, no les dejábamos pensar. Y Sterbik les frenaba".
"Ahora afrontaremos de forma distinta los partidos que nos quedan. Pero no podemos permitir que la euforia nos haga olvidar lo que queda. Hay que ir partido a partido, con humildad. Sabiendo que tenemos calidad para ganar a cualquier equipo. Da lo mismo. Y que lo de Túnez cada vez está menos lejos".
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