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Dentro de la fábrica

Tabacalera: cuando la cultura se escribe con "k"

Lavapiés se reaviva con un centro social autogestionado

Patricia Ortega Dolz

Algo está cambiando el ritmo de Lavapiés. Desde hace seis meses hay un nuevo lugar de peregrinaje cultural que está afianzando su protagonismo en ese barrio, ya de por sí lleno de peregrinos. El antiguo edificio de la fábrica de Tabacalera está adquiriendo vida propia, sobre todo en su ala sur, donde proliferan los encuentros culturales, los talleres, las conferencias y las charlas y debates, las exposiciones y los bailes y toda clase de actividades que han llenado de vida esa magnífica construcción del XVIII ideada por Manuel de la Vallina López y que hasta ahora estaba casi en estado de semiabandono.

Se trata de un experimento inédito. Frente a lo ocurrido en 2005, cuando los colectivos más activos del barrio (La Fiambrera Obrera, Laboratorio 3, Traficantes de Sueños, La Bibilio, la Escalera Caracola, la Asociación de Inmigrantes...) reivindicaron sin éxito la cesión de ese espacio para sus actividades, hace algo más de un año fue el propio Ministerio de Cultura, desde la Dirección General de Bellas Artes, quien ofreció el espacio y les dio 15.000 euros para arrancar. Lavapiés se sale.Hace algo más de un año sonó un teléfono en una de las casas de Lavapiés donde vive uno de los integrantes de La Fiambrera Obrera, un movimiento que forma parte de las redes vecinales y políticas del barrio como la Red de Lavapiés en Madrid o la Asamblea vecinal de La Alameda en Sevilla. Al otro lado del aparato una voz de la Dirección General de Bellas Artes proponía que se hiciera una exposición fotográfica sobre el edificio de la Tabacalera en el ala norte del mismo, donde antes ya se habían montado muestras de Photoespaña, entre otras. La respuesta no fue un no, sino que fue directamente otra propuesta en forma de pregunta: "¿Y por qué no montamos un centro autogestionado en el ala sur del edificio y damos cabida a las múltiples iniciativas que hay en el barrio?". Lo mejor, viene ahora: "¿Qué es un centro autogestionado?", preguntó aquella voz desde el Ministerio de Cultura.

A aquella conversación le siguieron varias reuniones que culminaron con la firma de un contrato muy sencillo, como el contrato del comisariado de una exposición cualquiera, por el que se cede un espacio y se da un dinero: 15.000 euros concretamente. Ese contrato (inédito en España) también tiene una fecha de vencimiento: el próximo mes de febrero.

Pero ¿por qué ahora sí y en 2005 no? "En esta ocasión no solo se planteó la apertura del edificio para que hubiese un debate colectivo sobre qué hacer con él, sino que se hizo un proyecto marco, una propuesta mucho más articulada y operativa", explica uno de los asistentes a aquellas reuniones que prefiere mantener su anonimato: "Por una cuestión de que en la autogestión no hay protagonismos", argumenta. "Se gestiona de manera asamblearia".

Cierto. Sin embargo, quien dice eso es también la persona que puso su firma en ese contrato, es el aval del Ministerio, un profesor universitario con amplia experiencia en temas relacionados con la autogestión, la autonomía y el arte de contexto, que se ha recorrido importantes universidades españolas y norteamericanas hablando de estos y otros temas y que tiene obra publicada. "Al final hay personas, voluntades y puntos de encuentro y alguien tiene que firmar", se excusa.

El edificio de la Tabacalera pretendía ser algún día el Centro Nacional de Artes Audiovisuales. O al menos esas son las intenciones declaradas del Ministerio de Cultura, aunque ahora la propia ministra Ángeles González Sinde no sepa muy bien como devolverle esa supuesta futura identidad a un lugar que está adquiriendo ya la suya propia con una política de hechos consumados. "Le daremos una solución adecuada para que nada ni nadie salga perjudicado", declaró recientemente al ser preguntada sobre cómo se regestionaría el espacio. Delicada cuestión esa de regresar al futuro. Y los coches de los ministros nos son precisamente De Lorean. En todo caso, nadie respondió a esas preguntas en el Ministerio.

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Entre tanto, el Centro Social Autogestionado Tabacalera se reinventa día a día desde que se abriese al público el pasado 12 de junio.

Los amos de llaves de esa antigua fábrica de cigarrillos son los vigilantes uniformados del Ministerio, pero los contenidos los programan todos aquellos que hasta ahora han querido involucrarse en el proyecto de una manera u otra. Decenas de personas han encontrado en ese lugar un sitio desde el que poner en marcha toda clase de iniciativas, fundamentalmente de índole cultural (teatro, bailes, arte urbano, música, cocina, talleres educativos, radio, televisión webs...). Y centenares, de dentro y fuera del barrio de Lavapiés, han encontrado un lugar al que ir o en el que estar metido en cosas. Las propuestas ya aparecen semanalmente en las revistas de ocio y cultura de la capital. Algunas tardes aquello es un hervidero de gentes variopintas de todas las edades diseminadas por estancias rehabilitadas en las que lo mismo se está hablando de Freud, que se está representando una función teatral o se bailan chotis en el patio central. La gente ha sentido como suyo ese espacio y se apropia de él, lo invade a placer. De pronto parece que la cultura autogestionada funciona (mejor), si se mide el éxito de una propuesta cultural en parámetros asistenciales, como por otra parte suele medir todo cuanto gestiona el Ministerio.

Los centros autogestionados comparten ese espíritu asambleario, esa acción horizontal conjunta y, en consecuencia, una apertura a la participación de todos y cierto caos organizativo, porque nada está cerrado nunca ni pretende estarlo y todo es cuestionable/corregible en las asambleas de los lunes. Digamos que ensayan una versión de democracia participativa encerrada entre un montón de paredes y tabiques, en los que no rebotaban las voces desde 1998. Y, de momento, parece que la cosa marcha.

Miembros del centro sociocultural autogestionado en la nave central de la Tabacalera.
Miembros del centro sociocultural autogestionado en la nave central de la Tabacalera.SAMUEL SÁNCHEZ

Hoy: La flor de las cigarreras

- Taller de manualidades. "Cigarrera por un día". Serigrafía y estampación de batas azules. (Área táctica, de 11.00 a 14.00)

- Memoria oral. Las ex trabajadoras desgranarán sus recuerdos y su experiencia en la fábrica. (Sala de Proyecciones, 12:30)

- De paseo. Visita guiada. (Salida desde la Sala de Proyecciones, 13:30)

- Exposición. Fotos y textos de la fábrica. (Cafetería)

- Comida. Antiguo comedor. Con confirmación. Serán bienvenidos los platos caseros. (Cafetería, 14.30)

- Proyección. "Mujeres de la fábrica de tabacos, las cigarreras". (Sala de Proyecciones, 17.00)

- Verbena mensual. La Flor de las cigarreras (Nave Central, de 19.00 a 23.00.)

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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