"La reconciliación necesita cien años"
Javier Vitoria (Bilbao, 1941), presbítero, doctor en Teología, ex rector del Seminario de Bilbao, es una voz representativa de la Iglesia vasca y preocupada por las heridas que la violencia de ETA ha abierto en la sociedad. Cree que esas heridas necesitarán para cicatrizar mucho más tiempo que el mero final de ETA.
Pregunta. ETA ha parado oficialmente sus atentados terroristas desde el 5 de septiembre y su entorno espera un compromiso aún mayor de la banda con el final de la violencia. ¿Estamos ante el inicio del fin?
Respuesta. La novedad está en la posición de la izquierda abertzale, que es la que le insufla a la situación alguna credibilidad, porque ETA no tiene ninguna. La izquierda abertzale es consciente de que ha llegado la hora de acabar con la violencia de ETA porque sabe que con ella no tiene nada que hacer y porque les ha destrozado la vida a muchas familias. Por eso está apretando a ETA. Pero ETA como problema político solo terminará el día que la izquierda abertzale se desvincule de ella. Esa desvinculación no supone la desaparición de ETA, porque un sector de ella puede seguir matando. Ahora bien, no es lo mismo que ETA sea un problema policial a que sea un problema político.
"Hasta el año 1984 no existe ningún documento de los obispos vascos con una condena expresa de ETA"
P. La izquierda abertzale está apostando por convencer a ETA de que termine. ¿Cree posible que la izquierda abertzale logre arrastrarla fuera de la violencia?
R. No descarto que se produzca una escisión y quede un grupo marginal como sucesor de ETA, porque no tengo la certeza de que ETA acabe del todo. Los etarras de hace 20 años tenían ideología, y los de ahora, no. En el caso de que haya una escisión, tengo la esperanza de que el sector de la izquierda abertzale que siga apoyando la violencia sea, en contraste con lo sucedido en otras ocasiones, muy minoritario.
P. Entonces, ¿cree que estamos en la etapa terminal de ETA?
R. Sí, estamos en el proceso terminal de ETA como problema político. Ya he dicho que no tengo claro que alguien sigamatando en nombre de ETA, que ese alguien se atribuya la sucesión, porque aquí no hay testamento. En 1968, cuando ETA empezó a matar, se puso en marcha una maquinaria imparable, y muchos tuvimos una visión ingenua. Recuerdo quemi amigo Ignacio Ellacuria (jesuita asesinado en 1989 en El Salvador por paramilitares del Ejército) solía decir que la violencia subversiva, desde un punto de vista cristiano, era una tentación, pero no un pecado. En aquella época vivíamos en la aureola de Camilo Torres (el cura guerrillero, asesinado en los años sesenta en Colombia).
P. La Iglesia vasca ha jugado un papel en los procesos de diálogo entre el Gobierno y ETA para lograr su final. ¿Qué opina?
R. En una sociedad democrática y desarrollada no tienen por qué intervenir los obispos en estos procesos. Además, el episcopado vasco no tiene ninguna influencia en la izquierda abertzale ni en ETA. La izquierda abertzale está sometida a un proceso de secularización y ateísmo radical, de talmodo que ha hecho de sumodo de vida una religión de sustitución. Ahora bien, no soy tan puritano como para demonizar el papel de la Iglesia si sirve para que acaben más de 40 años de violencia. Pero, insisto en que la democracia tiene mecanismos e interlocutores suficientes.
P.Mucha gente identifica en el País Vasco y fuera de él a los actuales obispos vascos Iceta, de Bilbao, y Munilla, de San Sebastiáncomo próximos al PP. Delmismo modo que a los anteriores Setién y Uriarte se les identificaba con el PNV. ¿Qué le parece esa percepción?
R. Los obispos Uriarte y Setién pertenecían al tejido mayoritario de este país que es nacionalista. Eso tenía su reflejo político. Hasta el año 1984 no existe un documento de los obispos vascos de condena expresa de ETA. Yo fui testigo de cómo en 1981 Uriarte propuso al Presbiterio de Bilbao una condena de ETA que la mayoría rechazó con el argumento de que esa condena podía suponer la de sus fines políticos. Pero, insisto, eso ya empezó a cambiar en 1984 con Uriarte y Setién. Los obispos de ahora sonmás diferentes, sobre todo en la doctrina. Han sufrido un proceso integrista. Desgajan la acción -de Dios de la de la historia y coinciden en parte con el PP.
P. ¿Quiere decir que los obispos de ahora están más divorciados de la mayoría social vasca que los de antes?
R. Creo que sí. Conectan con grupos tradicionalistas, de catolicismo fundamentalista.
P. ¿Qué le parece la posición del Gobierno de no hacer nada hasta que ETA abandone definitivamente la violencia? R. Estoy de acuerdo con esa posición. El Gobierno no puede decir otra cosa, sobre todo tras la experiencia de las treguas anteriores. Pero creo que el lehendakari debe hacer más cosas.
P. ¿Qué cree que debe hacer el lehendakari?
R. Si estamos en una fase terminal de ETA, el lehendakari no debe estar paralizado. La figura del lehendakari tiene tal representatividad en este país que no debe ser un actor secundario respecto al Gobierno central, que mañana puede cambiar de posición. Debería hacer propuestas que sirvan para fortalecer el despegue de la izquierda abertzale de ETA.
P. Los jueces han prohibido manifestaciones recientes de la izquierda abertzale en las que reclamaban derechos como el de la vida. ¿Qué le parece?
R.Me parece un error político. La Ley de Partidos ha resultado eficaz, pero es un estrechamiento de la democracia y hay que aplicarla con cuidado. Ha supuesto un rédito político, de arrinconar a la izquierda abertzale y obligarla a reflexionar. Pero ahora hay que facilitar la tarea de la izquierda abertzale de despegue de ETA.
P. En un proceso terminal de ETA, ¿ve posible conciliar los intereses de las víctimas con los de los presos de ETA?
R. Es una tarea de no menos de cien años. Temo que no se haga justicia, que no se aclare la verdad de lo que ha pasado aquí, que se quiera resolver con un "haya paz", con el argumento de que todos, las víctimas y los de ETA, han sufrido, cuando creo que no es lomismo el sufrimiento de las víctimas y el de los verdugos. Hay que reconocer losmotivos por los que aquí se ha matado a la gente.
P. ¿Por qué cree que ETA ha matado?
R. ETA decía que mataba a unos porque eran guardias, a otros porque eran confidentes o drogadictos, etcétera. Pero ETA ha matado al diferente. ETA es para Euskadi como Auschwitz para Alemania. Nunca nada será lo mismo porque aquí se ha matado en nombre de la patria y hemos sido indiferentes ante la muerte, la extorsión, el secuestro...
P. Ha dicho que el proceso de reconciliación de la sociedad vasca puede durar cien años. ¿La Iglesia puede jugar un papel en ese proceso?
R. Creo que el proceso de reconciliación va a ser muy largo. Aquí se han roto amistades de años, familias. Aquí se necesita un proceso de reconstrucción de los valores, del reconocimiento del sufrimiento de las víctimas, del reconocimiento del otro como diferente y de su sufrimiento. ¿Cómo se va a hacer para reconstruir esto? ¿Acaso porque se ha acabado ETA? No lo creo. Pero en ese proceso la Iglesia tiene un papel porque a ella pertenecen víctimas, verdugos e indiferentes.
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