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Crónica:La mayor crisis del Gobierno de Zapatero
Crónica
Texto informativo con interpretación

La cartera de Exteriores, recompensa a la lealtad

Trinidad Jiménez vuelve al ministerio donde fue secretaria de Estado con varios frentes abiertos

Miguel González

La "señorita Trini", como la llamó Alfonso Guerra con galantería trasnochada en el mejor de los casos, la candidata de la chupa de cuero a la alcaldía de Madrid en 2003, es desde hoy la ministra de Asuntos Exteriores y Cooperación, segunda mujer tras Ana Palacio (2002-04) que ocupa esta responsabilidad en la historia de España.

Pero Trinidad Jiménez (Málaga, 4 de junio de 1962) no tendrá tiempo de saborear los oropeles de su nuevo cargo. El lunes deberá enfrentarse en Luxemburgo al difícil reto de convencer a sus homólogos de la UE de que entierren la Posición Común sobre Cuba de 1996 para dar paso a un acuerdo bilateral, empeño personal que Moratinos no ha logrado ver culminado. Jiménez llega al Palacio de Santa Cruz con la ventaja de ser una vieja conocida de la casa: fue secretaria de Estado para Iberoamérica entre 2006 y 2009 y, anteriormente, responsable de relaciones internacionales en la Ejecutiva del PSOE, además de ex esposa de diplomático.

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Su mayor bagaje, sin embargo, es su capacidad para generar consensos, que ha probado sobradamente en el Ministerio de Sanidad, donde ha sacado adelante la Ley Antitabaco, aprobada ayer mismo en el Congreso, y afrontado crisis como la de la Gripe A. Le hará falta en un departamento que, pese a su condición de ministerio de Estado, el PP ha convertido en terreno predilecto de confrontación con el Gobierno.

La presencia de etarras en Venezuela -el más destacado, Arturo Cubillas, funcionario del Ministerio de Agricultura de Chávez- y la suspensión del Foro de Diálogo Tripartito sobre Gibraltar -por la disputa sobre la soberanía de las aguas que rodean el Peñón- son dos frentes abiertos que requieren su atención inmediata. Aunque quizá la tarea más compleja sea la celebración de la cumbre de la Unión por el Mediterráneo, prevista el 21 de noviebre en Barcelona pero pendiente aún del frágil hilo de las negociaciones entre israelíes y palestinos, en las que Moratinos era experto y Jiménez aún neófita.

La ministra se enfrenta, además, con un obstáculo añadido. Convencido de que seguiría en el cargo hasta el final de la legislatura, Moratinos ha cambiado en los últimos meses a toda la cúpula del ministerio, así como a los principales embajadores. Se marcha cuando por fin había logrado conformar en Exteriores un equipo de su confianza personal. A Jiménez le toca heredarlo o pasar el trago de relevar a altos cargos recién nombrados.

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Su ventaja es que goza de la máxima confianza del Zapatero. No solo estuvo en el núcleo que promovió su candidatura a la secretaría general del PSOE sino que le ha demostrado su lealtad hasta el punto de disputar a Tomás Gómez la candidatura socialista a la Comunidad de Madrid. Es sabido que la jugada le salió mal. O tal vez no. "Una derrota electoral no es el final sino más bien una oportunidad para conquistar el futuro", escribió Jiménez en marzo de 2000.

Cuba y Oriente Próximo

- Diálogo internacional. La UE debate el lunes si entierra la Posición Común sobre Cuba, y la Cumbre de Barcelona sigue pendiente de israelíes y palestinos.

- Conflictos bilaterales. Gibraltar ha dejado en suspenso el Foro de Diálogo Tripartito, y Venezuela se niega a extraditar a etarras.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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