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Reportaje:

El talento de una mujer

Una novela recrea la fuerza de la escultora sevillana La Roldana

La muerte de Felipe IV dejó en 1665 a un heredero, Carlos II, marcado por una pobre salud. Las potencias europeas olieron la debilidad española y empezaron a mover sus peones para saquear un imperio en el que no se ponía el sol. En esa España que se derrumbaba bajo el gobierno de Carlos II se movió una mujer llena de tenacidad y talento. La escultora sevillana Luisa Roldán, conocida como La Roldana, se formó en los talleres de su padre y logró lo que ninguna mujer consiguió hasta entonces: ser nombrada escultora de cámara del rey. Pilar de Arístegui recrea la fuerza de esta artista barroca en su novela La Roldana (Ediciones B).

Arístegui, que es pintora y autora de la novela La diamantista de la emperatriz, se apasionó "por esta figura que tiene muchas características de pionera". "La Roldana nació en la Sevilla floreciente de unos años en los que había un frenesí del arte en numerosos talleres de pintores y escultores. Nació en esa Sevilla de pintores como Velázquez, Zurbarán, Murillo o Valdés Leal, en la que había una pléyade de artistas admirados en toda Europa", comenta Arístegui. "El Guadalquivir traía los galeones de Indias que portaban en las panzas de los barcos plantas, frutos y animales exóticos, especias y sedas delicadas. Sevilla era en aquel momento un asombro para Europa", describe la autora.

"Luisa Roldán consigue sus objetivos con un tesón inigualable"
"Entre el arte ruso y la imaginería española hay un hilo muy sutil"

En esos días de decadencia política y auge artístico y literario, en ese Siglo de Oro donde brillan como diamantes las obras de Quevedo, Góngora, Lope de Vega y Calderón, intenta salir adelante la protagonista de la novela. "La Roldana consigue sus objetivos con un tesón inigualable. Además, su padre, Pedro Roldán, magnífico imaginero, comprende el talento que bulle en ella y le da una educación. Y La Roldana luchará en un momento histórico de una enorme decadencia, de una crisis económica brutal que acaba en bancarrota y que coincide con el advenimiento de una dinastía nueva en España: los Borbones. Todo eso lo consigue sin perder en ningún momento su dignidad. Su dignidad permanece intacta, lo que es importantísimo", asevera la escritora.

"La Roldana es una mujer apasionada, que se enamora, que sabe lo que quiere y que tendrá una tenacidad inmensa para conseguir sus objetivos. No era fácil en aquella época porque muchos de los puestos estaban vedados para la mujer. Tuvo que barrer con las costumbres", agrega.

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Tras su tenacidad hay también lo que Arístegui llama "una necesidad pragmática: el poder mantener a su familia". "En ese momento de crisis económica, eso no debía ser fácil porque los pagos se realizaban tarde, mal y nunca", precisa. La Roldana luchó hasta la extenuación para ser escultora de cámara. "Y lo más asombroso es que Carlos II se lo concedió", resume Arístegui, que en su novela histórica ha introducido elementos de la ficción más pura. Así, ha hecho viajar a La Roldana, que jamás salió de España, hasta la Rusia de Pedro el Grande. La Roldana viaja hasta ese extremo geográfico en el que Europa se funde con Oriente y que, a juicio de Arístegui, tiene muchas semejanzas con España. "Entre el arte ruso y la imaginería española hay un hilo muy sutil", concluye la autora.

La escritora Pilar de Arístegui.
La escritora Pilar de Arístegui.PÉREZ CABO

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