La invasión de los pivotes
Mourinho introduce tres medios centros en el Madrid, una práctica cuyo último impulsor fue Capello
Cuando Jean Fernández supo la alineación del Madrid en Auxerre, el martes por la noche, su semblante rubicundo se tornó de un rojo tomate. Lo primero que experimentó el técnico francés fue una tibia sensación de orgullo: "¡Qué respeto nos tienen!".
Los entrenadores se aproximan a la hora del partido con temor. Caben dos posibilidades: o que sus planes de la semana tengan fundamento, o que no los tengan. Comienzan a descubrirlo cuando les informan de la alineación del rival. Si no tiene nada que ver con lo que preveían, la noticia suele ser mala porque implica una desprotección. Pero el martes fue diferente. Fernández temía a Özil y el alemán no figuró entre los titulares. Su gran problema se había esfumado. En el centro del campo del Madrid figuraban tres pivotes: Xabi Alonso ejerciendo su rol y Khedira y Lass acompañándole como guardaespaldas. Fue la primera vez que Mourinho jugaba con tres medios centros de un perfil tan definido. Tres jugadores defensivos, con instinto para la marca.
AUXERRE 0 - REAL MADRID 1
Auxerre: Sorin; Hengbart, Coulibaly, Grichting, Dudka; Contout (Jelen, m. 46), Pedretti, Ndinga, Langil (Traoré, m. 78); Chafni (Quercia, m. 88) y Oliech. No utilizados: Riou; Berthod, Sammaritano y Birsa.
Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Khedira, Xabi Alonso, Lass Diarra (Di María, m. 72); Higuaín (M. Diarra, m. 85), Benzema (Özil, m. 58) y Cristiano Ronaldo. No utilizados: Dudek; Juan Carlos, Mateos y Granero.
Gol: 0-1. M. 81. Di María.
Árbitro: Claus Bo Larsen (Dinamarca). Amonestó a Jelen, Traore, Cristiano Ronaldo, Sergio Ramos y Lass Diarra.
Unos 22.000 espectadores en el estadio Abbé Deschamps.
Una de las críticas más duras a Pellegrini fue por alienear en Lyon a Xabi, M. Diarra y Granero
El último precedente fue la fatídica alineación de Fabio Capello en Múnich, el día que el Madrid quedó eliminado de la Liga de Campeones en 2007. Entonces jugaron Gago, Diarra y Emerson, aunque Diarra luego fue expulsado. En Auxerre, Mourinho retomó esta práctica, que, por razones históricas, los hinchas no ven con agrado. Lo hizo ante un equipo sin apenas tradición en la Copa de Europa, un producto de la economía de cantera, formado con las restricciones propias de un presupuesto que no supera los 20 millones. Mourinho actuó como si temiese el impacto que podían causar en su defensa los tres atacantes del Auxerre: el keniano Oliech, que lleva siete años en la Liga francesa y solo ha marcado 15 goles, el extremo derecha Contout, que está completando su segunda temporada en Primera, y el extremo izquierdo Langil, que el pasado verano llegó del Caen, de Segunda. Les faltaba calidad y experiencia y se enfrentaron a un doble muro. A pesar de la poblada defensa del Madrid, generaron situaciones de gol.
"Me quedo con la dificultad del partido", dijo Mourinho, al salir del campo, aliviado tras el 0-1. "El Auxerre es un adversario muy bien organizado, muy bien cerrado en su centro del campo, con mucho peligro en su contraataque. No fue un partido fácil de jugar. Quieres tener el control, pero el contraataque del adversario es siempre una situación muy complicada. Lo más importante es ganar y tener los seis puntos".
Para frenar los contragolpes del Auxerre, Mourinho organizó un medio campo inédito esta temporada y eliminó a los medias puntas. Canales está lesionado. Sobre Pedro León, el técnico prefiere ni hablar desde que hizo algo que no le gustó durante el partido contra el Levante. En cuanto a Özil, el hombre debió considerarse afortunado: fue el único media punta que estuvo en disposición de jugar en Francia. Su entrenador lo hizo entrar al campo en sustitución de Benzema, cuando faltaba media hora para el final. Özil pisó la cancha sin presencia de ánimo, como si la suplencia le afectase. Al ver que se metía entre líneas y eludía participar de la construcción del juego, Mourinho le dedicó una reprimenda que al principio fue ignorada. Mourinho gritaba y Özil, inhibido, se escondía detrás del corpulento Ndinga. El entrenador debió llamar a Lass, uno de sus fieles medios centros, para que le comunicase un par de cosas al sedicioso. El francés acudió como el correo del zar ante la mirada asombrada de los jugadores locales. Se encontró con Özil y le sacó de su escondite para señalarle el área técnica. Allí estaba Mourinho haciendo aspavientos desaforado. Y así estuvo un rato más, hasta que Özil comenzó a conectarse con sus colegas. El hombre acabó dando el pase del gol de la victoria. Mourinho fue escueto cuando le preguntaron por el caso: "Hablé con Ozil en el intervalo porque era un cambio planeado. Quizá la dificultad de comunicación impidió que le llegara mi mensaje. Yo no hablo alemán y él no habla inglés ni castellano. Es posible que no me entendiera".
Mou tiene dificultades para entenderse con sus medias puntas y esto redunda en la formación del equipo porque el portugués cada vez se compenetra mejor con sus volantes centrales. En Auxerre hasta Mahamadou Diarra tuvo sus minutos, entrando por Higuaín. Fue casi un homenaje. Una de las decisiones más criticadas a Pellegrini la pasada temporada fue que alineara en Lyon a Mahmadou Diarrà junto a Granero -que no es defensivo- y Xabi Alonso. Aquel Madrid perdió. El resultadismo, no el juego, ampara a Mourinho.
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