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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

I shall be released

David Trueba

El Gobierno chino ha denegado los permisos para que Bob Dylan pueda dar sus conciertos anunciados en Pekín y Shanghai. Las dictaduras, como los censores, hacen del miedo y la prevención su mejor consejero. Al final siempre imaginan enemigos más perversos de los que la realidad les azuza. Lo más odioso para un régimen totalitario es la ambigüedad. Prefieren con mucho al enemigo descarado, identificado, extremista. A Bob Dylan no lo van a dejar actuar en China porque es el rey de la sugerencia ambigua, es la anguila lírica; en los días del todo subrayado, aún genera espacios inagotables para la interpretación personal.

Pero que nadie sufra por Dylan, su gira inacabable tiene cientos de puertos por delante. Son los ciudadanos chinos los que merecen solidaridad. Porque la bota que tienen encima de sus cabezas ahora brilla en los balances económicos, gracias a esos limpiabotas de Wall Street que llevaron la deuda pública norteamericana al sol que más calentaba, todos esos empresarios que prefieren abaratar el coste cerrando los ojos a los derechos esenciales de los trabajadores.

Hay un reportaje de HBO llamado China's unnatural disaster, nominado al Oscar de documental corto este año, que se limita a retratar las protestas de los familiares de las víctimas del terremoto de Sichuan, que en mayo de 2008 le costó la vida a más de 70.000 chinos. Entre ellos, más de 10.000 niños aplastados en sus colegios infraconstruidos. Allí podrán ver el pavor de los burócratas corruptos a que las protestas lleguen a más altas autoridades, la presión psicológica para callar cualquier voz, la manipulación totalitaria y, finalmente, el silencio plomizo del control absoluto. Les aseguro que ese documento urgente y sencillo da más miedo que todas las películas de vampiros de este año, porque en él no te chupan la sangre de la yugular, te arrebatan la voz, el alma, los derechos individuales.

Me imagino que el burócrata aterrorizado que había de sellar el permiso para la organización de los conciertos eligió el miedo por encima del riesgo. No fuera a salir Dylan al escenario y los chinos del público corearan: "Veo mi luz brillar, desde el oeste al este, cualquier día, cualquier día, seré puesto en libertad".

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