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Columna
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Feminismos

Sería deseable, a estas alturas, que el personal tuviera claro que machismo y feminismo no son equiparables en absoluto. Que el machismo, el sexismo, la misoginia, es (¿una ideología?, ¿un ramalazo?) intrínsecamente retardatario, porque sólo pretende mantener el sistema de dominación. Mientras que los feminismos presentan una alternativa abierta a todo el mundo y proponen una sociedad igualitaria entre diferentes.

Por desgracia, últimamente es moda aventar soflamas basadas en falsedades evidentes; dar pábulo a mastuerzos que en beneficio propio aprovechan el preocupante prestigio de lo "políticamente incorrecto". Pero por fortuna comprobamos que los feminismos están más vivos que nunca porque son conscientes de lo mucho que todavía se les necesita.

El martes, durante la fiesta de Dones Progressistes, su presidenta Amalia Alba dijo que estos días son para tomar oxígeno, para cargar pilas (por cierto, el escritor y la monja premiados ¿también serían feminazis?). Inserta en la Semana por la Igualdad de la Universitat de València, donde tanto les queda por hacer a Olga Quiñones y al nuevo equipo rectoral, se conmemoraban el miércoles los 20 años y 100 obras de la extraordinaria colección Feminismos, dirigida por Isabel Morant. Y otro libro que nos está siendo presentado es de María José Díaz bajo el título Mil y una mujeres que cambian Valencia.

En Valencia y mirando más allá, sábado y domingo se celebra Mujeres por un mundo mejor, encuentro España-África en la cumbre con participantes al más alto nivel institucional. Será el quinto en cuatro años, y sus objetivos resultan tan ambiciosos como abismales son las necesidades del continente. La Declaración de Valencia contendrá entre ocho y diez compromisos concretos y un plan de acción para el año que viene. La vicepresidenta Fernández de la Vega está convencida de que las mujeres son el motor de África.

Y ayer y hoy tiene lugar también aquí el encuentro de ministras Europeas de Igualdad "con el fin de impulsar un nuevo pacto social y político dentro de la UE durante la presidencia española". Ante estos actos se están movilizando las asociaciones y colectivos más críticos que piden al Parlamento Europeo que vaya mucho más allá para acabar con la discriminación de las mujeres. Y mencionan específicamente la igualdad salarial, las políticas de permisos a padres y madres, atención a las migrantes, contra la explotación sexual y la violencia de género, por la salud reproductiva y una educación igualitaria en valores... Las organizaciones disidentes, no obstante, reconocen a las reunidas como aliadas y explicitan un respeto: "Sabemos que lleváis un largo camino recorrido en el ámbito personal y en el político, y que habéis apostado fuerte para acceder a puestos de decisión para trabajar en pro de la igualdad".

Así son los feminismos: plurales y diversos, como la vida misma. Pero lo bastante inteligentes como para saber que el camino es menos largo y penoso cuantas/os más empujen en la misma dirección.

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