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Reportaje:

Rivero deja Gecina para volver a casa

El ex presidente de la inmobiliaria francesa se centrará en la promoción de pisos

Luis Doncel

Joaquín Rivero es un experto en salir ileso de sus peleas empresariales. Lleva años haciéndolo. Pero esta vez ha sido diferente. Tras constatar sus diferencias con los nuevos responsables de la empresa francesa que hasta hace poco dirigía con mano de hierro, Rivero anunció hace dos semanas que dejaba la presidencia no ejecutiva de Gecina. Continúa, con un 16,1%, como su primer accionista individual. Ahora espera que la paz en el consejo de administración propicie su revalorización en Bolsa y vuelve a refugiarse en España. Desde Bami, la pequeña inmobiliaria con la que empezó, se propone volver a la promoción de viviendas en el mercado nacional.

"En Gecina hemos vivido tres años de continua incertidumbre. Primero, con la OPA de Sanahuja. Luego llegó la acusación del regulador francés de que Bautista Soler y yo estábamos concertados. Más tarde surgió la incertidumbre sobre el acuerdo de separación de Metrovacesa. Al quedar en manos de la banca, no se sabía qué iban a querer los nuevos dueños. Los inversores pensaban que llevamos tres años dándonos de tortas. Y empezó la caída de la cotización", dice Joaquín Rivero. Tras rozar los 150 euros a principios de 2007, la acción de Gecina se desplomó hasta el mínimo de 26 euros en marzo del año pasado. Desde entonces ha emprendido una fuerte recuperación que la ha colocado esta semana en torno a los 77 euros.

"Mi salida va a mejorar la cotización de la compañía", asegura El empresario cree que Gecina entrará en beneficios netos a lo largo de 2010
"Si Sanahuja hubiera lanzado una OPA sobre el 100%, me habría ido"
"España vivió una fiesta y ahora hay que limpiar los platos", dice

Rivero se va de Gecina, pero quiere hacerlo con elegancia. No deja de hablar del nuevo equipo -"joven, profesional, con ganas, con contactos en Francia..."- que va a dirigir la compañía. Acto seguido deja entrever a qué se deben tantos halagos a los nuevos directivos. "Ya no pienso en Gecina como la cabecera del grupo que dirijo. Hace cinco años la vi como el inicio de la diversificación por países de Metrovacesa; luego, como la cabecera que podía tener para seguir esa política. Ahora, sólo como una inversión financiera. Necesita mucha paz, y mi salida va a mejorar el título".

No tiene tantos remilgos hacia Rivero el nuevo consejero delegado de Gecina. Durante la presentación de resultados del pasado miércoles, Christophe Clamageran certificó la salida de España del grupo. Le preguntaron por los 107,8 millones de euros pagados hace un año por el 49% de la española Bami, controlada por Rivero, que entonces aún era el presidente de Gecina. Y entonces disparó: "Operaciones amistosas como ésta no tendrán cabida tras la separación en la gestión y la propiedad. Ahora existe una buena separación de poder entre cargos ejecutivos y no ejecutivos".

Rivero trata de esquivar el tiro que le llega desde París. ¿Cómo responde a las críticas que le han llegado por mezclar intereses? "Hay que distinguirlas. Por ejemplo, la asociación de accionistas minoritarios que nos ha acusado es en realidad una señora que tiene un bufete que se llama Adam. No tiene un solo asociado". ¿Y las demás críticas? "Están influidos por la crisis española. Y entienden que es muy fuerte y no debemos estar en este mercado. Yo entiendo justamente lo contrario. Es imposible conciliar las dos posturas".

Rivero asegura que le atrae volver a España y empezar con una empresa como Bami, "muchísimo más pequeña, pero con muchas capacidades de crear valor". Fuentes cercanas al empresario jerezano niegan que esté negociando la recompra de la mitad que controla Gecina, pero no descartan que lo pueda hacer a corto plazo.

Rivero habla maravillas de la situación en la que deja a la empresa que ha dirigido el último lustro. "Tenemos una progresión de resultados recurrentes continuos, un cash flow excelente, progresión en los alquileres. Gecina se queda en una forma excelente". No le gusta tanto recordar que en 2009 tuvo unas pérdidas netas de 773,7 millones de euros, un 11% menos que el año anterior. "Las cuentas son positivas, pero cuando se aplica el cambio del valor de los activos es cuando aparece el negativo. Pero la valoración de los activos dejó de caer en el tercer trimestre". Entonces, ¿este año tendrá beneficio neto? "Sí, sí, sí. Además del recurrente, tendrá beneficios por revalorizaciones", responde convencido.

Sorprende la deportividad con la que Rivero se ha tomado la disparidad de opiniones en el seno de la empresa que dirigía. Sobre todo si se recuerda que es el mismo hombre que protagonizó una lucha encarnizada con la familia Sanahuja por Metrovacesa, que entonces era la mayor inmobiliaria de España, presidida en esos años por Rivero. "Es una situación muy diferente. Aquí no ha entrado un señor que va a hacer lo que le dé la gana. El señor Sanahuja lanzó una OPA al 49%. Le dije que si la aumentaba al 100%, me iba al minuto. Pero que no me iba a quedar con la mitad de lo que tengo en sus manos. Como mayoritario no me daba confianza porque lo conocía bien. Un señor que quería seguir con la promoción de viviendas cuando ya decíamos que era cuestión de tiempo que explotara. Un señor que va a Londres y compra una torre que le ha salido ruinosa. Luego va a Alemania. Y luego, a Turquía, donde si le dejan compra medio país. Le pasó lo que le tenía que pasar", recuerda.

Rivero, de 65 años, dice que no tiene la misma energía que cuando, desde la pequeña Bami, alcanzó la presidencia de Metrovacesa. Pero que le quedan fuerzas para nuevos proyectos. "Tengo ganas de hacer cosas con un buen rendimiento o cosas nuevas. Nada más. Por ejemplo, tengo planes para hacer fondos. Hay oportunidades para eso. En un fondo se puede ganar más que en una compañía". Rivero también cita como ejemplo ilusionante la empresa comercializadora de pisos que empezó en septiembre y que "sorprendentemente" ya tiene beneficios.

Hace un par de años dijo que España había vivido una década de cine gracias a los promotores. Después de que en este tiempo un millón de trabajadores de la construcción se haya ido al paro y de que el desplome de los ingresos inmobiliarios haya contribuido a disparar el agujero en las finanzas públicas, ¿matizaría estas palabras? "Al contrario. Las incrementaría. España vivió una fiesta continua. Ahora hay que limpiar los platos, porque de fiesta no se puede estar siempre. Estaba claro que el país vivía del inmobiliario. Yo pensé que iba a estallar antes. Pero lo decía y no me creían. El hijo de Sanahuja me decía: 'Estás equivocado. Esto es una historia distinta, va a seguir así siempre".

Ahora, seis años de oportunidades

"La economía funcionó durante años gracias al sector inmobiliario. Era el carbón de la máquina. Sabía que era imposible que continuara. Pensaba que explotaría dos años antes de lo que al final hizo. Eso sí, cuando explotó, a mí no me cogió con un solar ni con una promoción", asegura Joaquín Rivero.

El ex presidente de Metrovacesa y de Gecina considera que vivimos justo la situación contraria. Que ahora es necesario echar más carbón a la máquina. "¿Quién vende viviendas ahora? Los que han bajado precios y obtienen financiación. Sigue existiendo una demanda importante. Si compras suelo barato y puedes financiar la promoción, no vas a tener ningún problema. Lo comprobamos día a día", añade. Rivero asegura que los precios han bajado mucho más de lo que marcan las estadísticas. "Cajas y bancos venden con descuentos del 40%. Y lo que se pone en el mercado se coloca. No hay entidad financiera que no venda mil viviendas al año. Hay que saber que mientras haya un millón de viviendas sin vender, la posibilidad de que suban los precios es prácticamente nula", añade.

"Si compras cuando los precios están arriba y vendes abajo, pierdes mucho dinero. Pero si lo haces al revés, puedes ganar mucho. Yo tomo la determinación de venir a España porque ahora es cuando hay oportunidades. De aquí a los próximos seis o siete años habrá más posibilidades de crear valor".

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.
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