La solidaridad precede a la competición
60.000 visitantes en el puerto de Valencia por la Copa y una paella para ayudar a Haití
Con menos de cien metros de distancia, Valencia mostró ayer su dicotomía y la del mundo. Por una parte, la inauguración oficial de la competición de la 33ª Copa del América y, por otra, una paella solidaria para ayudar a la reconstrucción de Haití.
Aunque con mesura, la inauguración del evento deportivo demostró, en forma de vídeo, el poderío de los competidores de la más antigua de las regatas, que comienza hoy "Por supuesto, en Valencia", tal como reflejaban las decenas de estandartes y vallas instalados alrededor del puerto. Por supuesto, Valencia es también lugar muy apropiado para paellas monumentales que, en esta ocasión y bajo el lema "Un granito por Haití", tuvo un carácter entre solidario y festivo.
Por un lado, la Jarra de las Cien Guineas transportada con guantes, el galáctico cocinero Quique Dacosta y el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, con chaqueta. Por otro, 5.000 raciones de paella a 5 euros la ración, platos de plástico, imágenes de niños haitianos y Francisco Camps, sin chaqueta.
Los 700 kilos de pólvora que disparó Caballer en la mascletà aunaron las miradas del secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá en el cielo, al igual que las de las, aproximadamente, 60.000 personas que acudieron al puerto, por supuesto, de Valencia. Y hubo algo más que fue común para políticos, regatistas, público y solidarios: la climatología, sin sol y sin viento.