Quique se crece
"No contemplo otro escenario que no sean las semifinales", dice el técnico rojiblanco antes de jugárselo todo en Vigo
De "situación límite" a "situación irregular". Así define Quique Flores, técnico del Atlético, el devenir del equipo en los últimos meses, al menos en los tres que él lleva ocupando su banquillo. "No hay crisis", sentenció el entrenador horas antes de emprender viaje a Vigo, donde hoy el Atlético se mide al Celta (22.00, La Sexta y Telemadrid) con su continuidad en la Copa en juego tras el 1-1 de la ida, un resultado que enmascaró el repaso que los de Eusebio dieron al equipo rojiblanco en el Calderón.
"Nos falta una cierta solvencia para salir como favoritos", reflexionó Quique, "y por eso creo que la eliminatoria está muy igualada. Ambos equipos estamos en condiciones de marcar. Y el Atlético, de ganar". Pese a reconocer esa aparente igualdad, el preparador madrileño intentó contagiar su optimismo: "No veo un escenario que no sea clasificarnos para las semifinales. Somos optimistas. Incluso si se diera el peor escenario, seremos optimistas con la siguiente competición. La eliminatoria está al 50%, y el Atlético está más que capacitado para ganar este partido".
Respecto a su periplo al mando del equipo, a cuyo banquillo llegó hace 90 días, Quique fue cauto: "Es positivo en números, pero no en sensaciones ni en regularidad". Que hablen los números: hasta la llegada de Quique, el Atlético disputó ocho partidos de Liga, en los que logró siete puntos, con una sola victoria. Con él, ha jugado 11 encuentros y conseguido 16 puntos, merced a cinco triunfos y un empate. En la Copa ha solventado las eliminatorias contra el Marbella y, pese a la debacle de Huelva, contra el Recre.
Existe una mejoría, sin duda. Pero el problema está en las sensaciones que transmite el conjunto: "Ahora estamos en una situación muy irregular, pero el equipo ha llegado a estar muy mal, en situación límite. Y ahora hablamos de otras cosas, de llegar a una semifinal de Copa... Hemos vivido momentos de dificultad. Son situaciones que pueden pasar cuando un equipo intenta retomar el vuelo viniendo desde tan abajo, que ya hemos perdido un poco la memoria de dónde venimos. El equipo, después de decepciones, tiene respuestas interesantes".
No juega bien, todo lo contrario, el Atlético, y eso lo reconoce Quique, quien, sin embargo, niega que exista problema alguno en el vestuario: "Cuando perdemos nos cuesta mucho más levantarnos y saludarnos, pero hay que seguir y ser perseverantes. En todos los grupos en los que he estado hay una rutina, un respeto al cuerpo técnico y al revés", confesó. "Cuando me pedís
[en referencia a los periodistas] un análisis, queréis que diga lo que pienso. Se me lleva a una rueda de prensa para eso y no para que mienta. Todo lo que no sea decir la verdad es entrar en un círculo de hipocresía".
Se refería Quique al presunto malestar que algunas de sus declaraciones habían provocado en el vestuario, malestar que negó. Un vestuario, por otra parte, en el que ya no está Cléber Santana, que ayer se despidió de sus compañeros para emprender rumbo al São Paulo. Se va Cléber sólo dos meses y medio después de haber renovado su contrato con el Atlético hasta 2012. Deja una plaza de extracomunitario libre, la que cubrirá el argentino Salvio.
