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Reportaje:La Noche en Blanco. Cuenta atrás / 3

Así se organiza una noche en blanco

Seis personas deciden en cinco meses cómo gastar 1,5 millones de euros

Al principio hubo una lista. La Noche en Blanco se celebra este sábado con un presupuesto público de 1,5 millones de euros, pero empezó a organizarse oficialmente en abril. Antes ya había una lista.

Pablo Berástegui y Manuela Villa, director y coordinadora general de la Noche en Blanco, se sentaron en primavera para "buscar ideas y temáticas" y poner, blanco sobre negro, "los artistas ideales para desarrollarlas", según Berástegui. El tema escogido fue "lo virtual", y de aquella lista inicial de nombres, "la mayoría, al final, no pudieron ser".

Coordinar un acto con 295 artistas y 172 actividades por toda la ciudad es hacer encaje de bolillos. Y eso que el equipo de la Noche en Blanco sólo monta y financia íntegramente 35 de las actividades. Participa en la financiación de 43; las otras 94 dependen de museos o empresas privadas (La Noche en Blanco se limita a "darles el visto bueno artístico" e incluirlas en su programa).

"Se va invitando a artistas con la misma velocidad con la que se caen"
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El equipo que coordina la noche y gestiona el millón y medio de euros (y otros 300.000 de patrocinio privado) consta de 12 personas, de las que sólo seis tienen capacidad de decisión sobre los contenidos. ¿En base a qué criterios? "La clave es buscar un equilibrio entre lo más vanguardista (lo que propone el equipo) y lo más accesible (lo que pide el público)", dice Berástegui. "Esto es ante todo un proyecto de divulgación, buscamos obra de calidad pero que llegue". También se tiene en cuenta que el artista no repita en la Noche en Blanco y se potencia que sea de Madrid (un 37% lo es).

A iniciativa del equipo se van invitando artistas "con la misma velocidad con la que se van cayendo", dice Berástegui. Las razones son variopintas, la más habitual, problemas de agenda, no da tiempo. También ocurre que a veces el artista sale por peteneras. "Lo más delicado es cuando invitas a un artista para algo concreto y a él se le ocurre hacer algo completamente distinto. Le dices 'es que mira, me venía muy bien esta cosa que tú haces para resolver este espacio...', pero, al final, el artista siempre gana. Y una vez que lo has invitado no le puedes decir que no, así que vamos cambiando el programa sobre la marcha, adjudicando espacios, moviendo fichas".

Luego hay que presupuestar, buscar patrocinios y negociar cachés (según los organizadores no suponen más del 10 % del total). El coste de las instalaciones de arte público oscilan entre los 30.000 y los 50.000 euros. Lo más caro, el concierto homenaje a Almodóvar: 100.000 euros (y eso que las estrellas invitadas no cobran). De lo más barato: el teatro en salas alternativas ronda los 5.000 euros.

Los presupuestos se presentan ante dos responsables del área de las Artes del Ayuntamiento "que no entran en criterios de gustos"; y si la actividad tiene financiación privada, se presenta también a los patrocinadores. Tampoco deciden gran cosa, como mucho eligen entre varias opciones. Las empresas no se entrometen y "suelen ser generosas", dice el comisario.

"Más que comisarios somos acomodadores", dice Berástegui, "hacemos un casting, pero hay tantos condicionantes externos que no te puedes empecinar en que quieres tal obra, no somos comisarios al uso". Al uso o no, las convocatorias surgen de un equipo muy reducido. Cabe preguntarse por qué un proyecto público no convoca un concurso abierto a todo el mundo. "Es cierto que no tenemos un canal de comunicación para que nos lleguen proyectos", se lamenta Berástegui. Pero defiende el comisariado frente al concurso: "Llevado al extremo, un proceso de selección aparentemente más democrático, puede caer en una dictadura del todo vale; en el comisariado los ciudadanos escogen a sus representantes y estos nos escogen a nosotros, no es un modelo peligroso".

Al final, según el director, el público es quién decide. El año pasado pasaron la noche en blanco un millón y medio de personas. "Al público no le puedes vender milongas, los discursos que justifican ciertas obras en los círculos artísticos no funcionan en la calle. Con la experiencia aprendes lo que quiere la gente y lo que no".

El edificio España, iluminado por el artista británico Ron Haselden, durante La Noche en Blanco del pasado año.
El edificio España, iluminado por el artista británico Ron Haselden, durante La Noche en Blanco del pasado año.JOSÉ RAMÓN AGUIRRE

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