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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Dorival Caymmi, padre de la música popular brasileña

Estaba considerado el precursor de la 'bossa nova'

Juan Arias

Bahiano de nacimiento y carioca de adopción, Dorival Caymmi, considerado el padre de la música popular brasileña, murió, como él deseaba, plácidamente, en su casa de Río de Janeiro a los 94 años, el sábado pasado, día 16, rodeado de su familia, todos ellos músicos como él. De pocos personajes se puede decir, como de Caymmi, que mueren, pero no mueren, porque su voz grave y tierna a la vez, síntesis de sus dos personalidades, la afro sensual bahiana y la festiva e irreverente de los cariocas, es considerada inmortal.

La paradoja de Caymmi, que se fue mientras Brasil celebra los 50 años del nacimiento de la bossa nova, y que está considerado como el precursor de aquella revolución musical, es que su música es intensamente original, única, y al mismo tiempo es tan popular, tan esencial y tan contagiosa, que la cantan todos los brasileños, chicos y grandes.

Imposible pensar la música popular brasileña sin asociarla a Caymmi que, cuando nació la bossa nova, llevaba ya 30 años siendo famoso con sus canciones, que llevaban en germen la revolución lanzada por João Gilberto y que sería la música de las futuras generaciones. Hasta el punto de que Gilberto interpretó enseguida, con los aires de la bossa nova, algunas de las canciones del bahiano-carioca, como Samba da minha Terra o Saudades da Bahia.

El que acabaría conquistando al país con sus canciones, había llegado a la música, a los 16 años, por casualidad, ya que su sueño era ser diseñador. Lo lanzó como cantante y compositor, Radio Tupi, de Río, y se abrió a la fama cuando Carmen Miranda interpretó su canción O que é que a baiana tem? en la película Banana da Terra, de Wallace Downey.

En 1984, cuando cumplió los 70 años, su fama había conquistado el exterior y Francia lo condecoró con la Orden de las Artes y de las Letras. Amigo íntimo y coetáneo de otro bahiano inmortal, el escritor Jorge Amado, compuso É doce morrer no mar inspirada en uno de los capítulos de la novela Mar Morto, de 1936.

Caymmi no escribió más de 100 canciones y grabó sólo 20 discos, pero las interpretaciones de sus temas, por parte de los mejores músicos y cantantes del país, son infinitas y están en los labios de todos. Por haber compuesto tan poco y haber dedicado, a veces años, para perfilar una canción, le colgaron el sambenito de perezoso. Era otra cosa: un amante de la vida. Siempre se le veía en su inseparable tumbona contemplando el mar, porque, según decía, desde allí pensaba "sobre todas las delicias de la vida y me alejo de todas sus amarguras".

De sonrisa encantadora, Caymmi se describía como un ser sencillo que daba a conocer la vida de los pescadores y de las maravillas del mar. "Soy sólo un hombre del muelle de Bahía. Pido a Iemanjá, la diosa del mar, que aleje de mi vida los vientos de las tempestades y me traiga la bonanza de la vida", decía en una de sus canciones autobiográficas.

Dorival Caymmi siempre buscaba el lado alegre de la vida.
Dorival Caymmi siempre buscaba el lado alegre de la vida.EFE

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