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Reportaje:ELECCIONES 2008 | El informe

Mayoría de edad del Estado autonómico

Los presidentes de las comunidades atribuyen el éxito económico a la descentralización

Luis R. Aizpeolea

En la última Conferencia de Presidentes, celebrada en enero de 2007, cuando aún resonaban los ecos catastrofistas del debate sobre la reforma del Estatuto de Cataluña, José Luis Rodríguez Zapatero pidió a los 17 representantes de las comunidades su opinión sobre los 25 años del Estado de las autonomías. Nadie alertó de que la estructura del Estado estuviera amenazada ni cantó las ventajas de que las reformas estatutarias reconocieran mejor la identidad de las comunidades con lengua propia.

La opinión fue unánime, incluida la de los presidentes del PP: el Estado autonómico es un éxito porque el desarrollo económico y social de España no se explica sin la descentralización. Lo confirman los presidentes cuyas comunidades han reformado sus estatutos esta legislatura -Francisco Camps, de la Comunidad Valenciana, y Juan Vicente Herrera, de Castilla y León, ambos del PP, no han respondido a las consultas de EL PAÍS-.

La dirección del PP, que inició la legislatura denunciando que las reformas amenazaban la estructura del Estado, cambió su posición en 2006 cuando Javier Arenas pactó con el presidente de la Junta de Andalucía, el socialista Manuel Chaves, la reforma del Estatuto por "temor a quedarse aislado", según Chaves. Antes, Francisco Camps, presidente de la Comunidad Valenciana y del PP de esa región, pactó con el PSOE la reforma del Estatuto valenciano. Miguel Sanz, presidente de Navarra y líder de UPN, la marca del PP en esa comunidad, respeta las reformas abordadas por otras comunidades y pide que se respete la foralidad navarra.

Jordi Sevilla, ministro de Administraciones Públicas desde abril de 2004 a julio de 2007, sostiene que "el Estado de las autonomías ha entrado en su mayoría de edad", pues "en la reforma de los estatutos de esta legislatura la iniciativa ha partido de sus Parlamentos". Sevilla, como el secretario de Estado de Cooperación Territorial, Fernando Puig de la Bellacasa, cree que su principal deficiencia es la falta de iniciativas comunes, de puntos de encuentro entre autonomías y con el Estado. Sevilla reivindica el papel del Gobierno central en esta legislatura como garante de la igualdad en sanidad y asuntos sociales, y ve necesario reforzar la supervisión de los pactos con las autonomías.

- ¿Eran necesarias las últimas reformas? El presidente de la Generalitat, José Montilla, no lo duda porque, tras 30 años de vigencia del Estatuto, en la campaña de las elecciones catalanas de 2003 todos los partidos, menos el PP, llevaron en su programa la reforma del Estatuto.

Chaves admite que tomó la iniciativa de reformar el Estatuto andaluz cuando consideró irreversible que nacionalistas vascos y partidos catalanes iban a reformar sus estatutos. "Hubiera sido un error estratégico quedarse fuera y que el PP atacara un proceso irreversible". El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda (PSOE), admite que las reformas no eran "un clamor" en la calle, pero "tampoco lo son las reformas de leyes necesarias que son responsabilidad de los gobernantes".

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- ¿Para qué han servido? Montilla destaca la federalización del modelo autonómico, el fortalecimiento competencial del autogobierno, la mejora de la financiación, la superación del déficit inversor y el reconocimiento de la realidad nacional de Cataluña. Pero admite que no ha logrado todas sus metas al quedar fuera ERC y PP. Cree que el PP acabará asumiendo el Estatuto, pero para ello tendrá que cambiar. Chaves añade el catálogo de derechos de las autonomías. Y Barreda cree que la reforma era acuciante en Castilla-La Mancha porque "los legisladores no esperaban una evolución tan intensa del autogobierno".

- ¿Va a ser más difícil gobernar España? Montilla admite que la gobernación "será más compleja, como esta sociedad global, que toma muchas decisiones en Bruselas. No podemos utilizar esquemas de hace 30 años ¿Quién iba a decir que el Ejército español, en misiones exteriores, iba a ser dirigido por extranjeros y que la peseta iba a ser sustituida por el euro, y que desaparecerían las fronteras?". Montilla agrega que "ni España se rompe ni es menos gobernable. Lo que se ha roto es la idea de España del PP. Pero la España autonómica es irreversible porque produce más estabilidad, crecimiento y bienestar".

Barreda dice que con "las reformas habrá que dialogar más, lo que no gusta al PP, que añora el ordeno y mando del centralismo". Chaves asegura que "la derecha nunca ha creído en las autonomías y se ha visto forzada a entrar con retraso".

- Errores del proceso. Chaves detecta un fallo en el Estatuto catalán: "No se tenía que haber comprometido un porcentaje fijo de inversión del Estado, aunque fuera temporal. Es fuente de problemas". También cree que el debate del Estatuto en Cataluña dañó el proceso de reformas. "ERC quiso dar un salto excesivo porque se abrieron unas expectativas que ya se sabía que no podían cumplirse", opina.

- Cambios pendientes. Montilla destaca el despliegue del Estatuto, el reforzamiento de la cooperación entre autonomías y con el Estado y la mejora de la financiación. Buena parte del superávit del Estado es deudor de las autonomías, según Montilla. Barreda apuesta por institucionalizar la Conferencia de Presidentes y a Chaves le parece clave que las comunidades la utilicen para homogeneizar los salarios de los funcionarios.

- A los 25 años. El Estado de las autonomías nace por impulso de las comunidades vasca y catalana para reconocer su identidad. Hoy, todos los presidentes vinculan su éxito al crecimiento de España. "La España de hoy, octava potencia industrial, no se entiende sin las autonomías pues la sana competencia entre ellas ha sido motor de la economía", dice Chaves. "Una España centralista no hubiera tenido el crecimiento y bienestar de la España autonómica, las autonomías han dinamizado el desarrollo empresarial y la integración de inmigrantes", dice Montilla. Barreda valora que "ha desarrollado el potencial de las autonomías y ha roto dependencias".

Las sombras de los nacionalismos

El Estado de las autonomías tendrá que afrontar un primer reto muy serio justo después de las elecciones con el nuevo plan soberanista que el lehendakari, Juan José Ibarretxe, ha anunciado que propondrá al inquilino de La Moncloa. Tanto José Luis Rodríguez Zapatero como Rajoy han adelantado que lo rechazarán, como recuerda el secretario de Estado de Administración Territorial, Fernando Puig de la Bellacasa.

Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía y del PSOE, está convencido de que el lehendakari Ibarretxe "no llevará adelante un referéndum ilegal" porque "el nacionalismo democrático perdería su legitimidad".

El principal problema que Chaves ve al sistema autonómico, a largo plazo, es que "no tiene el equilibrio clásico de los Estados federales, como el alemán. El equilibrio lo rompen las exigencias de dos comunidades, Euskadi y Cataluña, con partidos nacionalistas fuertes".

Pero este problema no le hace dudar a Chaves del modelo territorial elegido, el del Estado de las autonomías: "¿Qué hubiera pasado en España si no se hubiera desarrollado el Estado de las autonomías? Hubiéramos estado mucho peor, porque el Estado centralista no hubiera aguantado".

"No debemos asustarnos porque existan tensiones entre el Gobierno central y fuerzas centrífugas, porque la tensión territorial es norma en los Estados compuestos, como muestran los Estados Unidos y Alemania. Y también está en el ADN de los españoles", termina Chaves.

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