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Preparación para la Eurocopa

Un mareo arruina el estreno de Bojan

"¿Y quiénes son los españoles?", preguntó extrañada una niña tan pronto aparecieron en escena los futbolistas.

Los de la selección francesa, con una indumentaria suplente, la camiseta roja en vez de azul marino y el pantalón azul en vez de blanco -los tonos recordaban a la selección chilena-, soportaron con cara de circunstancias la pitada que desde la grada acompañó los acordes de La Marsellesa, el himno francés.

Excepto Casillas, de verde metalizado, los jugadores que escogió Luis vistieron camiseta de color dorado -oro aceite, le llaman- y pantalón blanco, nuevo uniforme que generó cierto desconcierto.

Sorprendió a la hinchada, que llenó el estadio de banderitas y banderas rojigualdas. "¡Qué asco de camiseta!", lamentó un aficionado, aunque para gustos, colores. "Están muy guapos", celebró Sandra, una adolescente malagueña.

Cumplieron ambas federaciones, en cualquier caso, con la imposición de la marca que les viste, aunque a los puristas les deslució el partido desde el inicio: un España-Francia se entiende como un clásico hasta en los detalles.

No pasará a la historia el partido amistoso de anoche por su juego y tampoco por el esperado estreno de Bojan, señalado como protagonista de la cita desde que fuera convocado por Luis.

Llamado a convertirse en el más joven de los internacionales españoles, se indispuso, se sintió mareado. Algo semejante le pasó el domingo, en el vestuario del Camp Nou, tras jugar con el Barça los 90 minutos contra Osasuna. Ayer, con síntomas semejantes, no pudo cumplir su sueño de debutar con España. Al menos, podrá jugar el siguiente partido con el Barça porque lo suyo, según el doctor Candel, no es nada.

La mala suerte acompaña al chaval, víctima involuntaria de la impaciencia que genera su talento. Se le esperaba como goleador más joven de la Champions y le queda la ida de los octavos de final contra el Celtic para lograrlo.

Ayer tampoco se pudo vestir de oro aceite, no alcanzó el honor de ser el más joven en jugar para España y se quedó en el banquillo. Algunos aficionados, eso sí, corearon su nombre: "¡Bojan! ¡Bojan!".

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