'El Cuerpo' y el ex marido de Melanie
Raquel Welch califica a Calatrava de "Picasso de la arquitectura" y Don Johnson defiende el cine subtitulado
Como si ambos hubieran comprado en el aeropuerto el mismo manual de frases hechas, Don Johnson y Raquel Welch comparecieron ayer ante la prensa con un saludo en castellano: "Buenas tardes, estoy muy feliz de estar en Valencia". Los dos debían rendir pleitesía a la ciudad que los ha rescatado de las catacumbas de las series de televisión para, chequera mediante (70.000 euros), convertirse en estrellas invitadas de la Mostra. Raquel Welch, quien otrora fuera El Cuerpo, una mujer por la que suspiraba cualquier varón, conserva un halo de su belleza, a sus 67 años de edad, pero casi cogida con alfileres. Antes de comenzar, pidió a los fotógrafos que se retiraran, no fuera a ser que la pillaran en un mal gesto. No se olvidó, sin embargo, de glosar las excelencias de la paella, "fantástica", de los vestidos de fallera y hasta de las edificaciones de Calatrava, "el Picasso de la arquitectura".
Menos atrevida se mostró para reconocerse como motor de determinados cambios en la sociedad americana a través de sus papeles en el cine. Así, el hecho de aparecervestida, en 1970, con un bikini con los colores de la bandera americana en Myra Breckinridge, de Michael Sarne, desafiando el Código Hayes, norma suprema de la censura abolida tres años antes, lo consideró como "un símbolo de la belleza americana", más allá de consideraciones reivindicativas. Y que en 100 rifles, de Tom Grier, su personaje mantuviera, en una de las primeras películas que afrontaba el tema, un romance con un hombre negro solo fue para ella "un trabajo más".
Johnson, por su parte, exhibió su porte de seductor cincuentón y estuvo jovial hasta cuando le recordaron que su fama en España se debe, principalmente, al personaje de Sonny Crocket que encarnaba en la serie televisiva Corrupción en Miami y al hecho de haber sido el primer y tercer marido (se casó dos veces con ella) de Melanie Griffith. "Las cosas son así, y yo estoy satisfecho de mi trabajo en la serie y de tener una hija preciosa con Melanie", afirmó con elegancia. Habló de su experiencia al lado de Dennis Hopper, el director que lo consagró en el cine en Cuerpos ardientes y cuyo talento comparó "con Buñuel", de su preferencia por el cine subtitulado, "que permite captar el sentimiento del actor", y de la violencia del cine americano, a la que calificó de "peligrosa cuando no remite a la ficción y muestra, por ejemplo, a un niño con una metralleta". El actor de Missouri, de 57 años, también alabó las excelencias de Valencia, hasta el punto de sugerir a los presentes que "si alguien sabe de una casa cerca de la playa, estoy abierto a ofertas". E incluso tuvo un recuerdo para los damnificados por las recientes inundaciones de la provincia de Alicante.
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