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Reportaje:Alemania 2006

¿Extraños efectos?

Lehmann, portero de la selección alemana, se queja de la falta de control con el balón 'Teamgeist'

Eleonora Giovio

Hace dos años fue el Roteiro. Ahora es el Teamgeist, el balón del Mundial, que ha suscitado las primeras críticas. Los delanteros y los mediocampistas están fascinados. Los arqueros lo detestan y en particular, Lehmann, guardameta del Arsenal y de Alemania, se ha quejado de su "impracticabilidad" y "falta de control". "Es una pelota para uso de jugadores no profesionales y la gente, no para los porteros", dijo. "Cuando llueva no va a ser muy cómodo para nosotros. Va a estar resbaladiza y también se desplazará muy rápido en el aire", explicó. Robinson, arquero de Inglaterra, dijo que el Teamgeist se parece a un balón de waterpolo.

La cuestión es simple: la pelota normal tiene 32 paneles, la clásica inventada por los ingleses 26 y el Teamgeist -que en alemán significa espíritu de equipo- sólo 14. Es la primera pelota mundialista sellada térmicamente y sin costuras. La novedad tecnológica es precisamente el sellado térmico, que según el productor, "mejora su aerodinámica".

Todas estas características, sin embargo, no han terminado de convencer a Lehmann. Y es que, según las leyes aerodinámicas y balompédicas, cuantos más paneles tenga una pelota, más estabilidad acabará ganando. Cuando un futbolista chuta se crea una turbulencia en la pelota, pero ésta es fácilmente controlable por un portero porque el movimiento de aire es sólo uno. En cambio, cuando se consigue darle más efecto al balón, el aire altera su trayectoria. Y el Teamgeist, al tener tan sólo 14 paneles, pierde en estabilidad y se presta a las habilidades técnicas de los jugadores. Quizá sea eso lo que preocupa tanto a Lehmann.

Unzúe, entrenador de los porteros del Barça, quita polémica al asunto. "Es la misma canción de siempre. Cada vez que se cambia un balón, parece que va a ser imposible controlarlo", afirma. "Pasó lo mismo, cuando Nike sustituyó los balones de Adidas, parecía que no íbamos a poder con ellos", recuerda el ex portero. "Es cuestión de costumbre y los guardametas han tenido tiempo de sobra para adaptarse", asegura. Y añade: "Es la gran variación de los dibujos la que suele engañar a un portero. Pero, la mayoría de las veces es una sensación más visual que real. Y, además, los dibujos del Teamgeist no son exagerados y los colores son muy flojos", asegura.

Zubizarreta, ex portero de la selección, también cree que las críticas de Lehmann no tienen fundamento. "Los porteros se quejan porque nadie les hace caso", afirma. "Es la lucha eterna entre ellos y los delanteros. Los primeros prefieren una pelota más viva y más difícil de controlar; a los segundos, en cambio, le gustan las pelotas más duras porque son más controlables", explica.

Pepe Reina, tercer portero de la selección española, no le tiene miedo al Teamgeist, sobre todo si lo compara con el Roteiro que causó muchos fastidios a los jugadores en la pasado Eurocopa. "El Teamgeist es mucho más noble, responde mejor al golpeo. Coge un poquito más de efecto, eso sí, pero sin hacer los extraños giros que caracterizaban al Roteiro", explica. "Coge mucha altura y se va alto rápido", matiza. Pese a ello, Reina reconoce que el efecto óptico de la pelota puede crear problemas. "La sensación de velocidad que te da es menor de lo que parece en realidad. No te das cuenta, parece que viene lento y en realidad viene muy rápido", concluye.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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