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"La cámara digital, tan imprescindible como los guantes"

"En el equipo de un forense, la cámara de fotografía digital es tan imprescindible como los guantes", dice Jordina Corrons, médico forense de Zaragoza. Su colega Salvador Baena asegura que el análisis de imagen digital mejora los resultados de su trabajo porque "sirve para acrecentar nuestra convicción pericial. Antes, llegabas al convencimiento con los ojos. Ahora, con la imagen digital, cuanto más miramos, más vemos".

En el Instituto de Medicina Legal de Aragón emplean la imagen digital desde hace 12 años. Utilizan las imágenes para medir, por ejemplo, la longitud y el área de hematomas o heridas. Con sencillas manipulaciones obtienen resultados que les permiten ver mejor lo que el ojo no aprecia a simple vista. "En un caso reciente", explica Baena, "un hombre reconoció que había acuchillado a su mujer. Las imágenes digitales del escenario nos sirvieron para encontrar manchas de sangre con dos trayectorias distintas. Gracias a la imagen digital, conseguimos probar que el hombre, antes de apuñalar a su víctima, le asestó un golpe en la parte superior de la cara con algo así como una aldaba que, además, se encontraba cerca del cadáver".

Aunque disponen de aplicaciones específicas para la medición, Baena está convencido de que la ayuda de un programa de retoque fotográfico como Photoshop puede ser muy útil. "Se trata de emplear herramientas informáticas que son sencillas de manejar y que no generan complicaciones adicionales. En Photoshop, basta con aplicar el comando invertir para pasar una foto a negativo que permite apreciar mucho mejor las manchas de sangre. A veces, ecualizando la imagen se consiguen ver cosas que el ojo humano es incapaz de apreciar". El forense reconoce que aprendió las técnicas de manipulación de imágenes por empirismo.

Los forenses de Zaragoza fueron los encargados de realizar en 2004 el informe pericial para autentificar el cráneo del Papa Luna, Benedicto XIII, que falleció en 1423.

El cráneo había sido robado del palacio de los condes de Argilio en Saviñán, Zaragoza. La labor de los forenses consistió en acreditar que el cráneo que recuperó la Guardia Civil era el del protagonista del Cisma de Occidente. Una de las claves para resolver el caso fue la superposición, tras un complicado proceso de escalaje, de las imágenes del cráneo con las del busto de san Valero, que se encuentra en La Seo de Zaragoza. Benedicto XIII regaló el busto y sirvió como modelo para su realización, aunque los artesanos realizaron ligeros retoques para suavizar la nariz.

Baena explica que emplean la técnica de superposición de imágenes para realizar identificaciones con rapidez. Para el forense zaragozano, el futuro de la imagen digital pasa por escáneres, como el que ya dispone la Universidad de Granada, que "permiten obtener imágenes en 3D de un cadáver sin necesidad de mover el cuerpo".

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