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ASTRONOMIA

Los astrónomos estudian cómo gestionar la avalancha de datos de los telescopios

Medio millar de astrónomos e ingenieros, reunidos en Madrid, apoyan la interconexión de los archivos de los principales telescopios - El telescopio espacial Gaia medirá con altísima precisión mil millones de estrellas

Un aluvión de datos que llega del cielo. Eso es lo que recogen los grandes telescopios basados en tierra y los modernos telescopios espaciales, cada vez más sensibles. Pero esta buena noticia tiene un precio: el de gestionar un volumen creciente de datos. Casi medio millar de astrónomos e ingenieros de todo el mundo se reunieron la semana pasada en Madrid para abordar el problema y buscar soluciones. Uno de sus objetivos es interconectar los archivos de los principales telescopios del planeta. Así nacería un Observatorio Virtual vía Internet, una puerta de entrada a casi todo lo que la humanidad sabe del cielo.

"Los observatorios, en tierra y en el espacio, tienen cada vez más resolución, y además ahora accedemos a cada vez más regiones del espacio gracias a que podemos observarlas no sólo en luz visible sino también en rayos X, gamma, infrarrojo... Eso hace que la cantidad de datos que obtenemos sea cada vez mayor", explica Carlos Gabriel, ingeniero de la Agencia Europea del Espacio (ESA) y uno de los organizadores de la conferencia ADASS, celebrada en El Escorial.

Este encuentro congrega anualmente a los principales expertos en todo el mundo en software astronómico. A esta XV edición han asistido los autores de los programas con que trabajan los principales telescopios del planeta, de organizaciones como el Observatorio Austral Europeo (ESO), en Garching (Alemania); el Instituto del Telescopio Espacial (STSCI), de la NASA, en Baltimore (EEUU); y la propia ESA.

Los astrónomos tienen información de objetos cada vez más lejanos, en el espacio y en el tiempo. Se observan galaxias cuya luz ha tardado más de diez mil millones de años en viajar hasta aquí -por tanto se ven como eran hace ese todo ese tiempo-. También se hacen barridos completos del cielo en los que se descubren poblaciones de cientos de galaxias no identificadas. Y las misiones previstas para el futuro inmediato no son menos ambiciosas.

El telescopio espacial Gaia, de la ESA, medirá con altísima precisión mil millones de estrellas.

Todo eso son datos. Hay instrumentos capaces de generar 0,1 terabytes de datos por noche de información. Y algunos archivos astronómicos, donde ya se almacenan entre 10 y 100 terabytes, se han encontrado con que tenían que duplicar su capacidad en períodos inferiores a un año.

Ahora hay que aprender a procesar y gestionar esos datos. "Es un reto, pero está bajo control, sabemos lo que hay que hacer. Hacen falta herramientas de análisis más potentes, y también máquinas más potentes", dice Gabriel.

El problema tiene dos aspectos. Uno es el procesado de los datos. Cuando un telescopio observa el cielo sus datos no pueden usarse directamente: primero deben ser procesados con programas específicos, adaptados a cada instrumento.

El GRID

La otra cara del problema es el almacenamiento y la distribución de la información. Aquí será clave el GRID que permite compartir vía internet recursos computacionales de la misma manera que se comparten datos. GRID es una herramienta indispensable para muchas ciencias que generan cada vez más datos, como la física de partículas, la astronomía y la biología. Cientos de instituciones de todo el mundo trabajan en su desarrollo.

Otra iniciativa crucial en la distribución de datos astronómicos es el Observatorio Virtual (VO), un proyecto internacional para interconectar las bases de datos de los telescopios terrestres y espaciales del planeta y dotarlas de las mismas herramientas de análisis. "La idea es que un astrónomo pueda consultar y trabajar con los datos de cualquier instrumento de la forma más fácil", dice Christophe Arviset, del ESAC.

Este centro alberga los archivos de datos astronómicos de algunos telescopios espaciales legendarios en la historia de la astronomía, como el Observatorio Espacial Infrarrojo (ISO); el XMM-Newton, aún operativo; y el Observatorio Internacional Ultravioleta. ESAC será por tanto uno de los nodos del Observatorio Virtual.

Los astrónomos recibirán con los brazos abiertos el VO, que empezará a funcionar experimentalmente en 2006. Con él será mucho más fácil comparar la información de un mismo objeto celeste observado por diferentes instrumentos o estudiar cómo ha evolucionado.

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