_
_
_
_
_

Shakespeare aterriza en Kabul

Las actrices no llevaban burkas ni velos en el escenario. Era la primera vez en 27 años que se muestra una obra suya en Afganistán. Y es que Shakespeare aterrizó en Kabul, o así les debió de parecer a unos 400 afganos que presenciaron atónitos Trabajos de amor perdidos (Love's Labour's Lost) del dramaturgo inglés. La obra, informa la BBC británica, se representó en los jardines de Bagh-e-Babur del siglo XVI que dominan la caótica y polvorienta ciudad. Este otrora frondoso rincón de Kabul está siendo reconstruido tras sufrir las consecuencias de años de guerra. Los espectadores más pobres se sentaron sobre una pared situada al borde del patio, alertados por la música que provenía del lugar. Mientras, abajo, los más pudientes estaban sentados en sillas de plástico distribuidas alrededor del escenario.

La obra trata sobre cuatro nobles que buscan la inmortalidad, encerrados para dedicarse completamente al estudio y la contemplación, ayunando, rezando y comprometiéndose a no ver a ninguna mujer en tres años. Sin embargo, la visita de cuatro hermosas doncellas da al traste con estos planes.

Pero esta historia de amor estaba ambientada en Afganistán y no en España, según el autor, los diálogos eran en dari -dialecto afgano del farsi- en vez de inglés y los personajes habían sido cambiados y Fernando de Navarra se convertía en el flamante rey Haroon de Kabul. Cuenta la cadena británica que algunas escenas debieron de modificarse para no herir la sensibilidad local. Y en una en que los nobles intentan seducir a las doncellas disfrazados de rusos, por ejemplo, tuvo que sustituirse por otra donde aparecen como indios. La invasión soviética entre 1979 y 1989, seguida de una cruenta guerra civil, se saldó con 1,3 millones de afganos muertos.

Los asistentes no daban crédito a sus ojos y contemplaban sorprendidos los coqueteos entre hombres y mujeres en el transcurso de la obra, lo que hasta ahora impensable en un país donde los talibanes habían prohibido hasta la música y el teatro.Y aplaudieron al final de la obra, la última de cinco representaciones que se han presentado en Kabul durante estas últimas dos semanas.

Pero el éxito de la obra no ha conseguido evitar duras críticas de la prensa conservadora afgana que ve la obra como una imposición de valores occidentales. La presión, aun antes de que la obra fuese presentada, fue tal que la directora Corinne Jaber, una actriz canadiense de origen libanés, recordaba: "Tuvimos muchísimos problemas al comienzo para encontrar actrices. Ha sido muy duro, pero estoy feliz. Hemos demostrado que la mujer puede trabajar...".-

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_