_
_
_
_
_

La protectora de animales denuncia el mal estado de la perrera de Málaga

5.000 firmas piden al Ayuntamiento que ceda la gestión del centro

Cerca de 10.000 perros y gatos fueron sacrificados el pasado año en el Parque Zoosanitario Municipal de Málaga, según la Sociedad Protectora de Animales malagueña. Muertes que estuvieron acompañadas de un sufrimiento innecesario para los animales, según denuncian los 5.000 malagueños que hasta el momento han hecho llegar su firma al alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, para que cierre este centro "anclado en el tiempo" y ponga en manos de la Sociedad Protectora de Animales la custodia de los animales abandonados.

La recogida de firmas le ha servido al presidente de la protectora, José Carlos Cabra, para retomar la lucha que inició hace cuatro años cuando llegó a la sociedad. Cabra se entrevistó en septiembre con De la Torre y le pidió que el Ayuntamiento delegue en la sociedad la gestión del nuevo centro zoosanitario que se habrá de construir. Otros municipios, como el de Granada o Torremolinos, han cedido la gestión. Este diario ha intentado, sin éxito, recabar la versión de la concejal de Medio Ambiente de Málaga, Purificación Pineda.

El actual parque municipal, más conocido como la perrera, deberá cambiar de ubicación debido al trazado de la nueva ronda de Málaga que prevé construir el Ministerio de Fomento. "El ministerio tendrá que pagar la nueva perrera, algo que no tiene sentido ya que nosotros estamos construyendo un nuevo refugio para los animales en terrenos cedidos por el Ayuntamiento en La Virreina y con su ayuda económica", explica Cabra.

La Sociedad Protectora de Animales pretende que los animales abandonados sean tratados con respeto y encuentren una alternativa al fin que, en su mayoría, les aguarda: el sacrificio. La protectora recibe 60.000 euros al año de las arcas municipales para desarrollar su labor. En 2003, por su refugio en Los Asperones pasaron más de 1.000 animales, sobre todo perros y gatos.

"Se trata de darle a los animales el respeto que merecen y la oportunidad de no ser sacrificados a la primera", explica Cabra, que denuncia horrorizado los métodos que se emplean en la perrera municipal para acabar con los perros y gatos. "Sus responsables no reconocen que los matan con gas, pero esta es la horrible forma en que los sacrifican. Los meten en una cámara en grupo y ni siquiera los duermen antes. Así, lúcidos, la agonía de los animales es tremenda. Tardan unos 20 minutos en morir con convulsiones", relata.

La protectora exige que la perrera municipal aplique otro sistema para sacrificar a los animales, pero sólo a aquéllos que supongan un verdadero riesgo para los humanos o estén desahuciados por enfermedad. "Lo normal sería que les administrasen una inyección letal con pentotal", indica Cabra.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Los miembros de la sociedad también se quejan del trato que allí reciben los animales mientras viven, que en muchos casos no alcanza los 10 días que por ley han de permanecer en la perrera para ver si son reclamados por sus dueños o dados en adopción. "Las instalaciones no están mal del todo, el problema es que quienes se encargan de ellos son operarios municipales que únicamente cumplen con su función. Si a un lacero le dices que ese perro está sin agua te contesta que ese no es su cometido, y el perro sigue sin agua", señala Cabra.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_