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FÚTBOL | Internacional | HISTORIAS DEL CALCIO
Columna
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El Milan o 'la Juve'

Enric González

¿Quién será el campeón de la recién comenzada Liga italiana?

Un entrenador que abandona para cuidar a su mujer enferma, una baja como la de Emerson, un equipo joven (y con Totti) que juega al ataque: el corazón dice que el Roma.

Una plantilla poderosa, un Berlusconi, un jefe como Maldini, un refuerzo como Stam, un Kaká y un Shevchenko: la cabeza dice que el Milan.

Un historial solemne, un déspota como Capello, un Emerson y un Ibrahimovich, una Fiat detrás: el estómago dice que el Juventus.

¿Y el Inter? El Inter es el campeón de todas las pretemporadas. Tiene al bello Mancini en el banquillo, a Adriano en punta y al bondadoso y neurótico Moratti en la propiedad. También tiene 25 años de hambre de scudetto. Y tiene a Vieri, un gigante con las piernas de cristal y la cabeza de trapo que el jueves se presentó en un restaurante con su Porsche de 100.000 euros, vio a un tipo en la puerta y le dio las llaves para que se lo aparcara. Obviamente, del Porsche nunca más se supo. Considerando éste y otros detalles, un servidor, interista sin remedio, teme que, este año, tampoco.

Algunos románticos confían en un milagro del Fiorentina, que regresa a la Primera División tras un penoso calvario por las categorías regionales.

Otros prefieren mirar hacia la Segunda, en la que el Torino, el amado toro de los puristas turineses, que nunca aceptarán el arribismo juventino, se apresta a recuperar la categoría que le pertenece por estirpe.

Otros, en fin, se asoman desolados al pozo de la Tercera, en el que se ha hundido un Nápoles en quiebra. Pero éstos son asuntos sentimentales, ajenos al cálculo y a la razón.

La temporada del calcio arranca con los favoritos de siempre, con las sorpresas de siempre (la del Livorno en San Siro, por ejemplo) y, como siempre, con la inexplicable condición nacional de que los ojos del mundo miran con envidia al fútbol italiano.

Uno, a estas alturas, disfruta con la magia, pero cree en los hombres. Casi nunca gana el equipo que mejor juega al fútbol. Casi siempre ganan el carácter, la inteligencia y la voluntad. Totti hace con el balón cosas que otros ni siquiera imaginan. Gattuso trata el balón como una simple excusa, un instrumento para un fin, que es la victoria. Entre el romanista Totti y el milanista Gattuso, el fútbol se queda con el primero y el scudetto con el segundo.

El Milan tiene tres voluntades férreas: la de Gattuso, la de Maldini y la de Stam. La Juventus tiene dos, la de Emerson y la de Nedved, más otra en el banquillo, la de Capello.

La voluntad de otros equipos es a menos. El campeón, pues, será el Milan o será la Juve.

Ojalá no.

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