'Tasio', la primera película de Montxo Armendáriz
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Cuando realizaba un documental sobre los carboneros de Navarra, el director Montxo Armendáriz hizo amistad con uno de ellos, Tasio Otxoa, "el único que seguía haciendo carbón en el monte". Le impresionó su personalidad: "Era un hombre de setenta y tantos años que vivía la vida que siempre había querido llevar, que se sentía orgulloso porque había conseguido sacar adelante a su familia sin someterse a las normas sociales, y me di cuenta de que era un auténtico héroe: uno de esos seres anónimos que no aparecen en las portadas de los periódicos, pero que moriría siendo fiel a sus principios", contó el director en la entrevista de Jesús Angulo, Concha Gómez, Carlos Heredero y José Luis Rebordinos para el libro Secretos de la elocuencia (Filmoteca Vasca).
"No hay en ella mensajes ocultos, alegorías políticas ni gimnasias intelectuales"
Armendáriz escribió un guión narrando tres épocas de la vida de su personaje. "Tasio es y quiere ser la historia de una vida. De la vida de un niño curioso y alegre; de un adolescente voluntarioso y sensible; y final y fundamentalmente, de un hombre de extraordinaria firmeza en su personalidad rural. Carbonero por tradición pero también por vocación, capaz de decir no a un posible empleo ciudadano con tal de preservar la opción de su ideal de vida, amante de la naturaleza y de su libertad por encima de cualquier traba", escribió Enrique Alberich en Dirigido por... Pero el guión de Armendáriz recorrió varias productoras durante un año sin interesar a ninguna. Menos aún, ante la exigencia del director novel de elegir como protagonistas a actores desconocidos. Fue finalmente Elías Querejeta quien le dijo "que produciría la película, que le gustaba la historia y que ya hablaríamos de determinados aspectos del guión. Coincidíamos en que los actores deben ser desconocidos y de Euskadi. Me alegré de que un productor tuviera los mismos criterios que yo a la hora de enfocar la película".
Sintiéndose "apabullado" por la calidad del equipo técnico (José Luis Alcaine en la fotografía, Gerardo Vera en la dirección artística, Pablo G. del Amo en el montaje...), Armendáriz preparó concienzudamente la película trasladándose con antelación al lugar del rodaje, la sierra de Urbasa, en Navarra, acompañado de los actores (Patxi Bisquert, Amaia Lasa, Nacho Martínez...): "La idea era convivir con la gente y, lo más importante, analizar cómo hablaban, ensayar, hacer grabaciones para pillar el tono...". Pidió asesoramiento del escritor Javier Eder "para que le ayudara a adaptar los diálogos al peculiar habla de la zona", pero ello no le hizo caer en el costumbrismo, como señaló Santos Zunzunegui: "Por primera vez en el cine vasco, la vida rural ha dejado de plantearse como el paraíso perdido, para ser vista en sus aspectos más directos y concretos", lo que Molina Foix apoyaba en Fotogramas: "Lo que podría haber sido costumbrismo se convierte en retrato imaginario -aunque estrictamente realista- de un superviviente. La fuerza subterránea del tipo etnológico (carbonero artesanal y cazador furtivo, temperamento rústico y silvestre) proporciona la savia a una historia que supera los límites de la etnografía y se hace ficción, adquiriendo los datos documentales el valor de incidentes dramáticos".
Hubo, sin embargo, quien reprochó a la película su elipsis sobre la Guerra Civil, que Tasio había vivido. Armendáriz explicó que "tanto la Guerra Civil como una serie de hechos de tipo histórico que ocurrieron donde Tasio vive no están presentes de una forma explícita porque no aportaban nada nuevo para la historia. Me interesaba que el personaje quedara limpio, que la historia fuera hacia donde tenía que ir, hacia ese canto sobre un hombre que de alguna forma se resiste a adaptarse a lo que todo el mundo le está diciendo".
José Luis Guarner, en La Vanguardia, elogió de la película que "sus intenciones sean tan sencillas como la película misma. No hay en ella mensajes ocultos, alegorías políticas ni gimnasias intelectuales. No hay tampoco alardes cinematográficos. (...) Hay, empero, una emoción contenida, que aflora con fuerza especialmente en la escena final, una de las más hermosas del cine español de los últimos años". El joven director estuvo de acuerdo con el crítico: "Quise contar la historia sin la verborrea con que actualmente se quiere explicar todo. Tasio nunca dice por qué hace las cosas. Preferí sugerir, mostrar situaciones que parecen cotidianas y de las que el espectador debía sacar su propia conclusión. Esto era un riesgo al hacer la película y creo que fue la razón fundamental por la que tardé tanto en encontrar productor. Pero creo que esta narrativa responde a lo que entiendo por cine: no se puede explicar con palabras lo que no se puede decir con imágenes. Ante todo, creo en la capacidad expresiva de la imagen".
En el Festival de San Sebastián de 1984, no competitivo, Tasio recibió una mención especial de la crítica internacional. Fue entonces recibida como "una espléndida ópera prima en donde la imagen, la realidad, hablan por sí mismas y alcanzan una fibra humana indefinible, es decir, poética", en opinión del equipo Reseña, que le dio su premio a la mejor película del año, como igualmente hizo la revista Fotogramas. También fue considerada la mejor película en los festivales de Biarritz y Chicago. Montxo Armendáriz recibió el premio al mejor director en el festival de Cartagena de Indias, donde también premiaron la fotografía de José Luis Alcaine, mientras que en el festival de Burdeos, Patxi Bisquert recibió el premio al mejor actor.
Babelia
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