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VISTO / OÍDO
Columna
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El Día del Ejecutado

Pensé el Viernes Santo, ante imágenes de las tres ejecuciones aquellas, que ese día se podría elevar a Día del Ejecutado, y aún más: Día del Condenado a Muerte. El año pasado China ganó el campeonato mundial con 726 ejecuciones. En todo el mundo fueron 1.146. El segundo país es Irán, 108; y luego Estados Unidos, que mató por sus diversos métodos, siguiendo su consigna de pluralidad en la unidad -"et in plúribus unum"-, 65. Por poco le alcanza Vietnam (64); y atrás queda Arabia Saudí, 50. Veo en otras estadísticas que los abolicionistas han ido descendiendo. No encuentro datos españoles, pero tengo la sensación de que el afán por que se restablezca la pena de muerte crece, como en Estados Unidos. Supongo que es una política de pensamiento oficial, como en Estados Unidos. Creo que cada uno la limitaría a su delito personal, al que más odia: unos a la violación y al maltrato de la mujer, todos al terrorismo, otros al asesinato. Hay un abolicionismo peculiar; salvar a los menores de 16 años, o los que no los tenían cuando cometieron el delito; no ejecutar a los locos; salvar a las mujeres. O asegurarse de que el ejecutado es absolutamente culpable. Yo no creo en las peculiaridades: la sociedad, por principio, no debe matar a nadie, ni a Barrabás, ni en esos movimientos bobos de algunos guardias a los que se les escapa el tiro, o por la necesidad de entrar disparando en el santuario de la canalla; o en el fondo de un calabozo, a la manera en que murieron algunos guerrilleros rojos en Alemania y en Italia y en otros sitios, en democracias cristianas de entonces.

Mi naturaleza de hijo de condenado a muerte -porque esas impresiones forman parte en algunas edades de la naturaleza que tendrá uno después- puede haber influido en ello; pero viene de antes, y ya iba a la primaria con la insignia que llevaba los perfiles de Galán y García Hernández, los oficiales republicanos a los que fusiló Alfonso XIII. Debe venir de esos mismos viernes santos y de la figura del ejecutado por la ley judía y entregado por la ley romana: no se puede decir que fuera inocente, porque alzaba una revolución. En tiempos de injusticia solemne: como todos. Puede venir de que no tengo sentido de venganza. El Día del Condenado a Muerte, y aun el Día del Preso, sea cual sea su culpa, faltan de nuestros calendarios humanistas. No creo que sea una propuesta muy popular. Pero yo lo digo.

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