El proyecto Mediate recrea un parque infantil para niños autistas

Un espacio en penumbra, de tonos cálidos, entre rosados y rojizos. Grandes pantallas. Elementos en relieve de diferentes texturas y consistencia que los niños van tocando y notando sus cambios. En este entorno toda acción, incluso el simple hecho de pisar el suelo, produce una reacción sonora o visual.

Es el proyecto Mediate, un entorno interactivo multisensorial para el juego y el entretenimiento de niños autistas. Unos niños del Centro de Educación Especial Carrilet han sido los primeros en estrenar el Mediate, instalado en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (UPF), y que hoy puede ser visitado por el público.

"El espacio será utilizado experimentado por niños de 6 a 12 años, que no se comunican verbalmente y cuyo autismo se encuentra en fase crónica y profunda", explica Narcís Parés, autor del diseño y la interacción de los elementos visuales.

Se trata de niños que no conocen las convenciones sociales y que, por tanto, perciben nuestra sociedad como un medio muy impredecible y hostil.

"Ha sido imprescindible crear un espacio que respondiera a las acciones de los niños, reforzando su sensación de control sobre el medio", dice Parés.

A Parés y al grupo de Experimentación en Comunicación Interactiva del Instituto Universitario del Audiovisual de la UPF les ha costado dos años y medio de trabajo el sistema de captación de gestos y movimientos del niño autista, que permitirá posteriormente a los psicólogos analizarlos.

Toda la parte relativa a la interacción sonora se realizó en la Facultad de Media Art y Tecnología de Hilversum en Holanda, mientras que el sistema táctil y los efectos vibratorios se desarrollaron en la Universidad de Portsmouth, que también coordinó el proyecto con la colaboración del Instituto de Psiquiatría del King's College de Londres y de Autismo Europa, una entidad paneuropea que se encargó del aspecto ético. El proyecto, que ha sido financiado por la Unión Europea, ha costado 1.066.000 euros.

Actitudes no repetitivas

"El objetivo primordial de Mediate es ofrecer un espacio lúdico, en el que los niños se lo pasen bien. Los niños autistas tienen la tendencia a caer en movimientos repetitivos tanto si disfrutan como si no, y en ambos casos es negativo. Así que el sistema premia las actitudes no repetitivas, introduciendo nuevos elementos y aumentando la complejidad, evitando cualquier cambio brusco, que podría alterar la estabilidad del usuario".

El entorno, que se presentó con anterioridad en Hilversum y Londres, fue probado por niños autistas leves, cuyas reflexiones resultaron muy importantes para el desarrollo posterior de la interacción y por niños neurotípicos, un calificativo que ha sido acuñado por autistas altamente funcionales para definir a las personas "normales".

"El autismo no es tipificable, se diagnostica por exclusión y tiene un espectro muy amplio. Por tanto, el reto principal ha sido trabajar sin poder tipificar ni crear parámetros de comportamiento de los usuarios, que es lo primero que se hace para crear interfaces interactivas. Mediate detecta y procesa los cambios de actitud del niño para proporcionarle una experiencia lo más posible personalizada" añade Parés.

El mismo equipo universitario también realizó la intranet de la comunidad, donde se comunican los responsables del proyecto y las familias participantes.