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Reportaje:

El secreto del mártir

La restauración de la iglesia arciprestal de Sant Mateu destapa la existencia de unos importantes frescos del XVIII

María Fabra

Nadie se atreve, de momento, a determinar su autoría. "Una mano de gran singularidad pictórica", dicen unos. "Cuando los expertos logren determinar la autoría, todos nos vamos a llevar una agradable sorpresa", ha señalado el consejero de Cultura, Esteban González Pons. Sin embargo, sin autorizar el uso de sus nombres, la euforia del hallazgo ha provocado que a más de uno se les escape mencionar a Goya. Hasta ayer, la Consejería de Cultura guardaba con recelo el descubrimiento. Nadie en Sant Mateu conocía la importancia del trabajo que se desarrolla en el interior de su iglesia arciprestal. Los vecinos sí habían oído hablar de unas "pinturas" descubiertas en la llamada capilla de las reliquias. Pero nada más. Hasta ayer, en la porticada plaza del municipio y en los bares de la que fuera capital de El Maestrat sólo se conocía el trabajo por lo llamativo de las cerca de quince personas, expertos en restauración, que entran a primera hora, salen a comer y vuelven a las cuatro de la tarde. Horas después de que "nadie supiera nada", Cultura hizo público el hallazgo.

"La Consejería de Cultura, a través de la Fundación de la Comunidad Valenciana La Luz de las Imágenes, ha destapado unas sorprendentes pinturas murales neoclásicas, datadas a finales del siglo XVIII, en la iglesia arciprestal de Sant Mateu (...). Por el momento, los expertos aseguran que se trata de la obra de una mano de gran entidad, aunque no han podido precisar todavía la autoría con exactitud", señalaba la nota oficial.

Los frescos, "que se han conservado en un magnífico estado a pesar de su longevidad" han aparecido detrás de unos repintes de temple a la cola realizados en 1927. La capilla, ubicada en la parte derecha de la iglesia, fue construida alrededor de 1790 y se levantó para albergar las reliquias de un mártir que fueron encontradas en las catacumbas de Santa Priscila. Estos restos habitualmente están expuestos en una urna y consisten en la momia de un mártir anónimo al que se llamó San Clemente en honor del Papa de la época. Así, la búsqueda de la posible autoría se centra en dos lugares: por un parte, en la diócesis de Tortosa, en la que estaba incluida la iglesia, por lo que pudo escapar del control de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y de los censores de imágenes de la Inquisición y, por otra, en Roma, por la posibilidad de que exista algún documento que hable del autor de las escenas de la vida de San Clemente, y de otros mártires cristianos, que se realizaron en la capilla en la que se instalarían las reliquias.

La atribución a Goya no es gratuita ya que coincide en el tiempo con su paso por Valencia y pese a que sólo existen unos frescos, en la ermita de San Antonio de la Florida en Madrid, creados por el genio aragonés. Sin embargo, en este trabajo, Goya estuvo ayudado por un valenciano, Asensio Julià, conocido como El peixcadoret, uno de los discípulos preferidos del maestro de Fuendetodos. De hecho, algunos expertos, aún sin conocer la obra, consideran factible que el autor se encuentre entre sus discípulos.

"Las pinturas descubiertas constituyen un hallazgo de magnífico valor artístico, ya que se trata de un conjunto de gran entidad por su calidad", indicaron ayer fuentes de la consejería. Los frescos están integrados por "una iconografía muy peculiar", añadieron las mismas fuentes.

Ahora, sólo cabe esperar que se ponga nombre al autor y no ocurra como aquel mártir que tomó prestado el nombre del Papa de la época.

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