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Modelos para terapia génica

Una de las aproximaciones médicas basadas en el conocimiento de los genes que mayores expectativas ha generado es la terapia génica. Pero por el momento, y salvo contadas excepciones, sus aplicaciones no han dejado de ser una mera promesa. "Llevamos sólo diez años de desarrollo", exclama Claudio Bordignon, investigador del Instituto de Terapia Génica San Raffaele de Milán (Italia). "Al principio se generaron demasiadas expectativas y todavía es pronto para saber cuándo llegará a la clínica".

Bordignon, que participó en los primeros ensayos para combatir el síndrome ADA (el que padecen los llamados niños burbuja), no cree, sin embargo, que pueda hablarse de retrasos en la investigación ni mucho menos de fracaso. Por el contrario, piensa que todo obedece a un "proceso normal", equiparable al desarrollo de cualquier fármaco, que requiere tiempos e inversiones similares cuando no superiores. La opinión es compartida por Olivier Danos, investigador del Génethon III-CNRS, en Evry (Francia). En su laboratorio ensaya distintas terapias génicas en modelos animales que han desarrollado distrofia muscular. El problema, dicen los expertos, es que quedan muchos retos por resolver. El principal es comprobar que el principio definido para enfermedades monogenéticas, introducir un gen sano capaz de sustituir al alterado o al ausente, es válido también para las poligénicas. El segundo, definir la mejor tecnología para ello, lo cual implica la puesta a punto de vectores (los vehículos para el transporte de los genes, tradicionalmente virus modificados) y localizar el punto exacto para lograr su extensión en todo el organismo o, cuando menos, en un tejido dañado.

El tamaño

Los ensayos en modelos animales han permitido constatar la utilidad de las células progenitoras hematopoyéticas para este fin. Asimismo, se ha visto que la reparación tiene mucho que ver con el tamaño: el nivel de éxito logrado en animales pequeños como el ratón se reduce drásticamente cuando se pasa a animales mayores o incluso a humanos.

Danos y Bordignon predicen, para la próxima década, "mucha mayor sofisticación en la metodología para analizar genes y correlacionarlos con enfermedad". Asimismo, habrá avances significativos en la fisiología de las células sanas, pero también de la enfermedad. De algún modo, coinciden, hay que volver al laboratorio para comprobar la ingente cantidad de datos que los modelos informáticos y biológicos están dando en relación a los genes, sus funciones y las interacciones entre ellos y factores ambientales. Y en paralelo, "volver al paciente", en particular, al afectado por enfermedades metabólicas, musculares, oncológicas o inmunológicas como el sida, donde los pocos ensayos clínicos efectuados muestran "resultados esperanzadores".

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