La otra carrera de los deportistas
El 40% de los atletas de alto nivel quiere seguir en el mundo del deporte cuando se retiran
El año 2004 es olímpico. Decenas de jóvenes deportistas españoles han decidido apartar sus estudios de momento para concentrarse en lograr el mejor resultado posible en los Juegos Olímpicos de Atenas. Cuando su carrera deportiva quede atrás, deberán enfrentarse al mundo laboral como cualquier otro ciudadano. Con una peculiaridad: han vivido durante años en una burbuja y vuelven de golpe a la realidad. Para muchos el cambio es demasiado brusco. El 40% quiere seguir vinculado al deporte.
Más de la mitad de los deportistas de alto rendimiento sigue estudios universitarios o tiene intención de hacerlo, según el COE
"Estoy descubriendo que el fallo fue mío por elegir un deporte minoritario como la gimnasia", se quejaba Irene Martínez, cuatro veces campeona de España y miembro del equipo español en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 y Los Ángeles 1984, en un seminario organizado por la Fundación Adecco para la Integración Laboral esta semana en Madrid. Es una queja habitual entre algunos deportistas a los que sus éxitos no han hecho millonarios y deben buscarse la vida cuando su carrera deportiva acaba.
El salto al mercado laboral resulta difícil para buena parte de este colectivo, difícil de cuantificar, y que integran antiguos deportistas aficionados y profesionales. Hay 2.741 españoles que han participado en los Juegos Olímpicos, que empezaron a celebrarse en 1896, y otros 300 acudirán a Atenas este verano. Para calcular la dimensión actual del grupo, habría que saber cuántos siguen en edad de trabajar y sumar los atletas que entrenan en los 34 centros de alto rendimiento y tecnificación y los de disciplinas profesionales.
La razón fundamental de que el inicio de esa segunda carrera sea difícil es psicológica, coincide la mayoría de los expertos consultados. Los deportistas de élite están acostumbrados a vivir en una burbuja en la que los horarios son rígidos y los objetivos claros; hay mucha disciplina e ingresos asegurados -becas, patrocinios-. Cuando se retiran desaparecen las ayudas. "Han sido dioses en su terreno y se encuentran en una situación que no controlan", resume Arancha Jiménez, directora de Operaciones de la Fundación Adecco.
Se trata además de un colectivo muy heterogéneo. Aunque por lo general la vida deportiva tiende a alargarse cada vez más, en algunos deportes como la gimnasia femenina la retirada suele ser temprana -en torno a los 20 años- y en otros se alarga hasta pasados los 30. Hay deportistas que ni siquiera han acabado la enseñanza obligatoria, otros que tienen masters y algunos que han logrado compatibilizar deporte y trabajo.
Más del 50% de los deportistas de alto rendimiento sigue estudios universitarios o tiene la intención de hacerlo, según un estudio reciente del Comité Olímpico Español (COE) basado en 1.000 cuestionarios. Casi un 20% se inclina por estudios relacionados con la actividad física. También destacan los que eligen Administración de Empresas y Económicas. El interés por la formación profesional es mínimo.
Los deportistas tienen facilidades para estudiar, como institutos ligados a los centros de entrenamiento o un cupo universitario del 3% en todas las carreras, que se eleva al 5% en el caso de los institutos de educación física y deporte (INEF). Al menos cuatro universidades tienen programas específicos, enumera Theresa Zabell, doble campeona olímpica de vela y eurodiputada del Partido Popular. A pesar de ello, en el seminario pudieron escucharse distintas quejas de deportistas que consideran que las facilidades deberían ser mayores.
Zabell es un buen ejemplo de que estudiar no resuelve todos los problemas: "Acabé informática, me dediqué a competir los 15 años siguientes y cuando me retiré me di cuenta de que, si quería dedicarme a algo relacionado con mi titulación, tenía que volver a estudiar".
Idiomas e informática
El trabajo del COE constata que los deportistas hablan idiomas (30%) y tienen conocimientos básicos de informática (70%) e Internet (80%). El 40% pretende seguir vinculado al mundo del deporte. Otro 7% está interesado en trabajar en la policía, el ejército o los bomberos. El resto suele vincular su salida profesional a sus estudios o a actividades que conoce por amigos y familiares.
El debate es si deberían recibir ayudas específicas para dar el salto. Los deportistas demandan, por ejemplo, reservar plazas de empleo público, ayudas y subvenciones. Para otros, esta posibilidad sería un trato de favor.
Por el momento existen algunos programas de inserción como los de la Fundación Adecco. De los 173 deportistas que han pasado ya por ellos, el 94,8% logró un empleo (este año, el porcentaje baja al 61%, porque, de los 31 candidatos, 10 acaban de empezar su inserción). La mayoría de los participantes encuentra un trabajo asalariado, si bien un 5% opta por montar su propia empresa y otro 6,8% por volver a estudiar. "Lo importante", concluye Zabell, "es que se mentalicen de que, si valen para el deporte, también valen para el mundo empresarial".
Competencias que demanda el mercado
Uno de los problemas fundamentales para los deportistas de élite que abandonan la competición es que no saben por dónde empezar a buscar trabajo. "Muchos piensan que no sirven para otra cosa", asegura Arancha Jiménez, directora de Operaciones de la Fundación Adecco, que desde 1999 tiene dos programas específicos para la inserción laboral de este colectivo (Maestro y Relevo).
A pesar de ello, muchas de las habilidades y competencias que han desarrollado en las canchas, estadios o gimnasios, son muy apreciadas por los responsables de selección de personal. Es el caso de la capacidad de trabajo o de formar parte de equipos; de adaptarse a los cambios rápidos y, por supuesto, el liderazgo. Además muchos hablan idiomas y se ha acostumbrado a viajar y a gestionar muy bien su tiempo.
El problema es pues convencerles de que tienen armas suficientes para desenvolverse sin problemas en el mundo laboral. Lo siguiente es ayudarles a conseguirlo de la forma más efectiva.
El programa principal de Adecco consiste en un seminario de dos días -16 horas- en el que el objetivo es que los participantes aprendan técnicas específicas para buscar empleo: currículo, entrevista de trabajo, red de contactos, etcétera. Luego cuentan con un "entrenador personal", que les orienta durante el proceso. Jiménez asegura que de media tardan entre tres o cuatro meses en lograrlo.
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