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Reportaje:PAISAJES ELECTORALES | ELECCIONES 25M | La campaña municipal

Alcoi, capital de la legionela

La persistencia de la bacteria en la comarca alicantina se convierte en caballo de batalla electoral

"La legionela se ha empadronado en Alcoi". La frase es de José Miguel Pons, un hombre de 56 años cuya flexibilidad pulmonar era envidiable hasta mediados de 2001, cuando un neumólogo del hospital Virgen de los Lirios de Alcoi (Alicante) le diagnosticó legionelosis. Pons es guarda forestal en uno de los parajes naturales que circundan Alcoi. Toda su vida en la montaña, respirando aire limpio, se alteró radicalmente ese año. "Me dieron 10 días de vacaciones y cambié la montaña por la ciudad, donde contraje la neumonía por legionela", relata. Ahora es un experto en ese germen que ha matado a seis personas y ha infectado a otras 293 en la comarca alicantina.

Pons conoce bien los efectos de la bacteria porque su cavidad torácica se comprimió un mal día de 2001, cuando el germen atacó sus pulmones y, desde su posición de presidente de la Asociación de Afectados por los Brotes de Legionela en Alcoi y su Comarca, se sabe de cabo a rabo la legislación que la Administración autónoma puso en marcha para combatir la bacteria. "Un fracaso absoluto, todos esos protocolos", subraya. Pons transmite indignación. Se expresa enojado aun después de admitir que la legionela no es exclusiva de Alcoi, de reconocer que en Murcia o en la Barceloneta (Barcelona) se registraron epidemias si cabe más virulentas. Pero Pons se hace la misma pregunta que millares de alcoyanos. ¿Por qué en Alcoi persiste el germen tanto tiempo (más de tres años y medio) y en otros puntos se logró erradicarlo en días?

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Hay varias respuestas, algunas más solventes que otras. Varios científicos creen que Alcoi, por su situación orográfica (entre montañas), su clima y su gran actividad industrial, es caldo de cultivo para el germen. El Gobierno autónomo, en manos del PP con mayoría absoluta, se movilizó desde el principio para atajar la epidemia. No ha escatimado esfuerzos ni gastos, pero ha cosechado un fracaso rotundo. El calvario para el consejero de Sanidad de la Generalitat Valenciana, Serafín Castellano, arrancó en noviembre de 1999 con este titular: "Se investiga un posible brote de legionela en Alcoi". Hoy, en mayo de 2003, la noticia es que los ocho brotes de legionela en Alcoi suman ya 293 afectados.

"Hay más. Ésos son los que reconoce Sanidad", asegura Pons. La persistencia de la legionella pneumophila es una muestra, para los socialistas, de la "incapacidad" del PP. El PSPV-PSOE ya ha pedido varias veces la dimisión del consejero de Sanidad, que parece aferrarse al cargo tanto como el germen al entorno. De nada ha servido el despliegue de las autoridades sanitarias, que han cerrado decenas de torres de refrigeración y han efectuado cientos de análisis. Tampoco ha valido el censo de instalaciones, ni las inspecciones y desinfecciones periódicas.

La culpa, al final, es para los propietarios de las instalaciones de refrigeración, por falta de cumplimiento de los requisitos de limpieza y vigilancia de los equipos. Las primeras multas han comenzado a tramitarse. La legislación valenciana prevé sanciones hasta de 600.000 euros y el cierre definitivo de instalaciones si la infracción llega a ser muy grave. Para casos más leves, con multas menores, los ayuntamientos están habilitados para imponerlas.

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