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Reportaje:

Una biblioteca en Tombuctú

El día 15 comienzan las obras para albergar la histórica colección de manuscritos

Es una historia en la que el nombre de León El Africano, el imperio Songai y la colonización francesa de Mali se entrecruzan con la de los descendientes de Ali ben Ziyad, el musulmán que en 1468 salió de Toledo con destino a África llevando consigo una considerable biblioteca. 'Ben Ziyad, tras pasar por el sur de Marruecos, Tuat (Argelia), La Meca y La Gualaca, en Mauritania, se estableció en Gumbu, un pueblo situado en la curva del río Níger, con una comunidad de andalusíes que viajaba con él', relata Ismael Diadiè Haïdara, descendiente de esa familia de hispanogodos conversos al islam, la de los Banû l-Qûtî. Ahí están los orígenes de una colección de manuscritos, vitelas y pergaminos que no dejaría de crecer hasta principios del siglo XIX, cuando se dispersó, fue buscada por los franceses y llegó a darse por perdida.

Reunida de nuevo por Diadiè, que hace unos años inició una campaña para que el legado de su familia no se perdiera y pudiera ser conocido por el mundo, la colección permanece en la antigua ciudad de las caravanas en una casa de adobe, dentro de unos baúles. El periplo de Diadiè, de 44 años, director del llamado Fondo Kati, ha tenido éxito: la Consejería de Relaciones Institucionales de la Junta de Andalucía construirá en Tombuctú una biblioteca con un coste de 150.253 euros, de los que 120.202 serán aportados por la consejería, mientras que la familia Kati pondrá el resto. El convenio prevé también la microfilmación de los manuscritos para su consulta por los investigadores a través del Centro de Estudios Almerienses.

La biblioteca llevará, por decisión de la familia propietaria, el nombre del poeta José Ángel Valente, el más enérgico defensor de este histórico legado, fallecido hace dos años. 'Fue quien más me ayudó en España a salvar el fondo', asegura Diadiè. Las obras del nuevo edificio, que se levantará cerca de la casa actual, comenzarán el 15 de octubre.

Hace dos años, varios intelectuales (José Ángel Valente, José Saramago, Juan Goytisolo, Muñoz Molina, entre otros) firmaron un manifiesto para salvar el Fondo Kati. Diadiè también lanzó la idea de apadrinar un manuscrito para su restauración por 15 euros (Caja General de Ahorros de Granada, número de cuenta: 2031/0006/85/0100135919).

Mahmud Kati y León El Africano

Documentos sobre la penetración del islam en España; el destino de las familias visigodas después de la caída del reino de Toledo; el exilio en África de hombres de letras andalusíes como Es-Sahili de Granada y Sidi Yahya al-Tudeli; el paso de León el Africano por la curva del Níger; la conquista del imperio Songai por el almeriense Yawdar Pasha con su ejército de moriscos y renegados españoles y portugueses, y varios centenares de manuscritos andalusíes se encuentran en el Fondo Kati, que toma el nombre de Mahmud Kati, el hijo que Ali ben Ziyad tuvo de su matrimonio con la sobrina del emperador de Songai. 'El tío de Mahmud se convirtió en soberano de Songai con el nombre de Askia Mohamed. Mahmud Kati creció en la corte y allí conoció a León El Africano, hijo de exiliados granadinos, que llegó con su tío, embajador del rey de Fez', cuenta el director del legado, que vive entre Mali y Granada. León y Mahmud eran ambos hijos de exiliados y ambos dejaron unas obras decisivas sobre África: Descripción General del África, el primero, y Ta'rîkh el Fettaâsh, el segundo, incluida ésta en la colección de obras representativas de la Unesco. El legado de los más de 3.000 manuscritos se transmitió de generación en generación hasta que en 1818, por problemas políticos, se cerró y se dispersó entre las ramas de la familia. Los franceses, que llegaron a Mali en 1895, buscaron la biblioteca, sin éxito. La colección se reunió de nuevo en 1990 y se abrió en 1999. Inundaciones o incendios que han borrado o calcinado parte de la escritura, ataques de termitas y la destrucción del hombre han afectado a algunos manuscritos, pero todavía quedan 3.000, 'la mayoría firmados o anotados por Mahmud Kati o sus descendientes', escritos en árabe, hebreo, español y francés. No es sólo el más importante legado andalusí fuera de España, asegura Diadiè. 'Hay más de 600 archivos que permitirían escribir toda una historia del exilio morisco, pero también está el comercio transahariano, las relaciones con El Cairo, obras de autores orientales...', concluye.

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