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VISTO / OÍDO
Columna
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No hay comparación

Dos jóvenes han muerto en la Fiesta del Dragón (Órgiva, Granada). 'Por ingerir drogas probablemente mezcladas con alcohol'. Cuando escribo, no hay aún autopsias, pero la fiesta ha desaparecido. Oigo noticias de los primeros muertos en el éxodo de Semana Santa: no son hippies, sino burgueses buenos, cargados con su familia. El año pasado esta orgía costó 170 vidas o más. ¿Por qué? Muchos por ingerir alcohol, aunque no lo mezclaran con drogas: no considerando como drogas el tabaco o las medicinas habituales, estimulantes o tranquilizantes. O la droga de la velocidad. Otros porque quizá consumió quien puso a punto su automóvil. O quien trazó la carretera, o el que venía de frente, o el que sobrepasaba. Durante años tuve una rarísima especialidad: redactaba los editoriales repetidos sobre los accidentes de la carretera en las fechas predestinadas. No creo que revele ningún secreto de la casa: aquí el que redacta un editorial no hace más que un borrador que antes decide un consejo semanal (más los que surgen cada día) y, como en todas las partes, el responsable es el director de la publicación, que naturalmente no sólo puede, sino que debe corregir el borrador. Es algo más que una ley: es una responsabilidad. Las investigaciones para conocer la causa general de los accidentes me eran imposibles: cada accidente es hijo de sí mismo. Y del alcohol, cuando lo hay, o el exceso de velocidad (la falta de velocidad también es culpable), la falta de agentes de tráfico, los baches, las curvas no eliminadas, el sueño, los alaridos de los indomables niños, el cochinillo adormecedor, la falta de puestos de socorro. Yo llegué a la conclusión, poco digna de un editorial, de las causas concomitantes y de la proporcionalidad: llegué sobre todo a la conclusión fatídica de que no se evitarían jamás. Ya no se hacen ni siquiera editoriales del tráfico, y las noticias son breves.

Sin embargo, la muerte de dos jóvenes extranjeros en una fiesta anual tiene una resonancia importante. No hay titular que no diga que la fiesta 'no estaba autorizada'. Y en el que no se destaque la palabra 'jóvenes'. No sé por qué se me ocurre comparar lo incomparable: los 170 de la orgía santa en la carretera con los dos hippies que bebieron en Órgiva.

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