'La vida está por encima de todo'
Crivillé confirma su adiós hasta que los médicos den con el origen de sus desmayos
Con los ojos vidriosos y guardados por unas pronunciadas ojeras se presentó ayer Àlex Crivillé ante un batallón de periodistas, más de un centenar, que aguardaban sus explicaciones en una sala del circuito valenciano de Cheste. Unas explicaciones conocidas en lo que se refiere a los hechos -ha sufrido varios desmayos y, de momento, no volverá a subirse a una moto-, pero no en cuanto a la duración de su adiós o al porqué de su problema de salud. 'La vida está por encima de todo', sentenció el ex campeón mundial de los 500cc, bajando la cabeza, antes de que la batería de preguntas al menos en tres idiomas -español, inglés e italiano- fuera a más.
Ansiedad, estrés, aprensión, epilepsia... Semejantes términos retumbaron con toda su crudeza entre las cuatro paredes. Pero apenas se despejaron incógnitas más allá de las que ya estaban despejadas. Crivillé ha tenido varios episodios de desvanecimientos, el último hace apenas un par de semanas, en Almería, y los médicos aún no han dado con su mal. De ahí, su retirada. 'Prefiero llamarla pausa', matizó Crivillé; 'voy a ponerme en manos del mejor especialista del mundo [un canadiense cuyo nombre no desveló] y, mientras que no sepamos lo que me ocurre, no volveré a correr'.
El piloto compareció acompañado de Luis d'Antin, su jefe en el equipo Yamaha, y el doctor Ángel Villamor, que fue integrante del cuerpo de médicos de la Federacion Española. 'Àlex', comentó este último, 'sufre cuadros de desvanecimiento que, aunque parezca extraño, no presentan ninguna sintomatología llamativa que nos lleve a descubrir una patología. Lo único que sabemos es que no es nada importante. No es grave, pero las múltiples pruebas realizadas no han bastado para conocer las causas. Da rabia, pero la maldita medicina, a veces, es así'.
No hay, por tanto, diagnóstico. 'Así que para llegar al fondo del problema tengo que pararme', subrayó Crivillé. ¿Hasta cuándo? 'No quiero ponerme la presión de ver si en seis meses estoy perfecto', contestó; 'no pienso en la retirada definitiva, sino en solucionar el problema'.
Fue en 1999, poco antes de ganar el Campeonato del Mundo de la categoría reina, cuando Crivillé sufrió su primer desmayo. Sucedió en Valencia y se achacó a la ansiedad. Posteriormente se repitieron los mareos y las pérdidas de conocimiento hasta que en febrero de 2001, en Australia, Sete Gibernau, por entonces su compañero de escudería en Honda, se lo encontró en el box, tirado en el suelo y con convulsiones nerviosas. En el hospital le diagnosticaron un cuadro de estrés. Pero, pese al peligro, Crivillé siguió corriendo: 'Porque todas las pruebas decían que estaba perfectamente. He ganado carreras estando mal. Nunca me he caído ni he perdido la conciencia encima de la moto'. 'Sería tonto negar que ha corrido riesgos', añadió Villamor, 'pero también se corren con una gripe'.
La raíz de su dolencia se desconoce. No se descarta que se trate de un mal psicosomático, que la ansiedad produzca desajustes físicos. Lo que descartó el doctor, aunque a medias, es que tenga un origen epiléptico: 'Se barajó esa posibilidad, pero la rechazamos. En todo caso, podría ser una epilepsia menor, de las que tienen fácil medicación'.
Crivillé reconoció ser una persona 'aprensiva', a la que cualquier mínimo problema pone en guardia. 'Así no se puede ir en moto. Al menos, yo no puedo. Tengo 31 años, me he pasado la mitad de mi vida corriendo y no hay nada que desee más. Hasta ahora lo afrontaba pensando que quién no ha tenido algún desmayo en su vida. Pero ya no puedo seguir. ¿Hasta cuándo? No lo sé. No estoy preparado para la retirada y no sé cómo se prepara uno. Pero vivir es lo primero', concluyó Crivillé antes de que una salva de aplausos le acompañara en su despedida.
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