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Bautizo de 'flashes'

Rosa, Bisbal y Bustamante superaron con nota alta su primera conferencia de prensa

Rosa, Bisbal y Bustamante recibieron ayer su bautizo de flashes. Y, por lo que se vio, los tres ganadores de la primera edición de Operación Triunfo no han echado en saco roto las enseñanzas recibidas en la Academia, donde también les han aleccionado sobre cómo deben comportarse ante los periodistas.

Ni la nube de fotógrafos que les rodeó, ni la presencia de un montón de cámaras de televisión apuntándolos -'jamás había visto tantas juntas', confesó el productor Toni Cruz, curtido en mil batallas televisivas-, ni la visión de un centenar de profesionales de la pluma y el micrófono -entre ellos, el mismísimo Boris Izaguirre- pareció amedrentarlos lo más mínimo. Si bien es cierto que, al principio, los tres se agarraron de las manos como para darse coraje, enseguida se soltaron y respondieron con soltura, simpatía e, incluso, ingenio a las numerosas preguntas de la conferencia de prensa, que duró una hora y media y se celebró en campo propio: la Academia.

'A las mujeres nos gustan los hombres que lloran', piropeó Rosa a Bustamante
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En todo caso, Rosa, que vestía pantalones negros y una camisa roja, parecía la más impresionada por la novedad. 'Todo esto no lo vamos a digerir hasta que pasen tres añillos por lo menos', murmuraba la granadina con su peculiar acento andaluz. Aún así, supo afrontar hasta las más insidiosas curiosidades de los informadores. 'Aquí no ha habido ningún mal rollo', dijo a una periodista que parecía incrédula ante el buen ambiente entre los concursantes que propaga la pantalla televisiva. 'Los sentimientos', añadió, 'no se pueden falsificar, y nosotros los hemos mostrado las 24 horas del día'. Tampoco rehuyó el asunto de su peso -la cantante ha perdido 27 kilos desde que fue reclutada para el programa-. 'Ya me gustaría ya adelgazar algunos kilos más, pero no voy a decir cuántos no vaya a ser que no los pierda', se curó en salud Rosa. Y hasta le echó un capote a su compañero Bustamante cuando alguien interrogó al cántabro sobre su propensión a los lloros: 'Este David tiene unos sentimientos que no os podéis ni imaginar. Además, y qué si llora, eso es bueno. A las mujeres nos gustan los hombres que lloran, y si es sobre nuestro hombro, más todavía'. Cuando se le pidió que diera un consejo a los jóvenes que, como ella, quieren triunfar en el mundo de la música, no lo dudó: 'Que se esfuercen mucho, y que se comporten como son, porque si uno no va tal como es, se le pilla pronto'.

Bisbal, con vaqueros y camisa azul marino, salió airoso del acoso verbal de Boris Izaguirre, interesado en la parte masculina del trío Operación Triunfo, o sea en los Davides. El almeriense le lanzó 'Guapoooo', cuando el marciano le pidió un piropo, y, tras revelar Bisbal que es un fanático de la comida china, Izaguirre le sondeó insinuante: '¿Rollitos de primavera o chop suey?'. Y el fan de Luis Miguel, rápido: 'Ternera con salsa de ostras'.

Bustamante -con camiseta, como de costumbre- también capeó el temporal Izaguirre con elegancia cuando éste le soltó un cotilleo sobre su supuesta relación amorosa con una concursante catalana eliminada hace pocas semanas. 'Entre Gisela y yo no hay nada, sólo es una amiga, muy bella... El día que tenga pareja no me dará miedo anunciarlo, porque me sentiré muy orgulloso de ella', le contestó. Y a otra pregunta a propósito de qué le diría a Eva Sannum si lo llamara, el de San Vicente de la Barquera no lo pensó dos veces: '¿Qué tal mi reina?', salida que arrancó carcajadas del auditorio.

Además de la comida china y su familia, Bisbal -que fue el más solicitado de la tarde, a causa de la presencia en la sala de un batallón de periodistas llegados de su Almería natal- reveló haber echado de menos durante estos cuatro meses de permanencia en la Academia a la orquesta Expresiones, donde ha hecho sus primeros pinitos como cantante. 'La he tenido siempre en la cabeza. En la vida olvidaré cómo empecé en la música y con quién lo hice. Tengo muchas ganas de volver a mi tierra y de ver a mis compañeros', reconoció.

En cambio, Bustamante lo que ha añorado de verdad -su familia aparte, claro- es su barrio y que le llamen Titín, como hacen en casa. 'Cuando vuelva, me gustaría que me vean igual, porque yo sigo siendo el mismo: aquel chaval inquieto que daba patadas a los balones', abogó este chaval inquieto que hasta ahora se ha ganado la vida haciendo de albañil, y que admitió que no tenía demasiadas esperanzas de estar en esta recta final. 'Aunque dicen que la esperanza es lo último que se pierde, no tenía muy claro lo de llegar hasta aquí, porque los técnicos me proponían semana tras semana para dejar la Academia. El público es el que me ha encumbrado. No sé muy bien por qué razón, pero se lo agradezco muchísimo', apuntó con los ojos humedecidos el benjamín del grupo, una tierna imagen de lo más habitual en él.

A los tres les espera a partir de ahora una nueva vida. De momento, abandonarán la Academia y se instalarán en un piso de Barcelona -'en régimen abierto', bromeó Cruz-, donde continuarán preparándose para participar en las sucesivas galas que emitirá TVE hasta el 11 de marzo. Pero, por lo menos, Bisbal podrá saborear comida china, Rosa comprar alguna que otra bolsilla de pipas y Bustamante alquilar una película en el videoclub y echarse a verla en el sofá. Y todo eso sin cámaras.

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