_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Antes

Antes no se sabía qué había dentro del bolso de la reina de Inglaterra. No hay nada. Pero sigue sin conocerse de qué hablan las autoridades o los personajes públicos cuando se encuentran para la fotografía. Lo saben ellos y quizá los fotógrafos; nadie lo cuenta. Creen que son conversaciones intrascendentes, sin interés para la gente. Un error: en realidad, lo que hablan antes es lo único importante.

Muchas veces me fijo en lo que hablan el Rey y sus visitantes, por el movimiento de los labios. El Rey les hace algún gesto que parece indicar su interés en saber si tienen tiempo para quedarse a almorzar, pues generalmente los recibe al borde de la comida. Les dice, según sus labios: tengo todo el tiempo, qué vas a hacer tú luego. Aznar hace un gesto con la muñeca, se ajusta los puños de la camisa, como si añorara el reloj o como si le estuviera preguntando al visitante qué compromiso tuvo antes, qué hace después. Debe ser porque uno deduce que el Rey tiene más tiempo, pero en las fotos se le ve como más dispuesto a romper el hielo; La Moncloa se ha hecho más estricta, lo tiene todo muy medido, incluso el hielo.

De hecho, el éxito o el fracaso, el hielo o el calor, de la conversación más esperada de la semana (Aznar-Ibarretxe), se medía con anterioridad, sobre todo por la eficacia de las fotos y no estrictamente por lo que fueran a decirse los dos políticos antes de hundirse en los sillones de La Moncloa. Eso estaba pactado y pautado, hasta el punto que inmediatamente después del encuentro ya había un comunicado que parecía escrito por un adivino que hubiera leído los labios de los contertulios.

La gente se preguntaba si en la escalera del palacio los dos contendientes se iban a sonreír o si Aznar escenificaría ante Ibarretxe aquella célebre regañina del Papa a Ernesto Cardenal por haber abrazado causas erróneas... Sonrieron, lo vio todo el mundo, y para que lograran ese Momento Sonrisa sus asesores les aconsejaron que hablaran del Momento Beloki en el Tour. Leyendo los labios se ve claro que Beloki hizo el milagro. Si en la conversación posterior hubieran profundizado en Beloki quizá no hubiera habido comunicados tan adustos. Para las conversaciones secretas no se dejan aconsejar: lo llevan escrito. ¿Y por qué no conversarán en silencio, para que les adivinemos los labios?

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_