_
_
_
_

Valencianistas en el calabozo

Hace 25 años años, las cosas eran distintas porque la gente se reunía a escondidas para pedir libertad y el tardofranquisto trataba, de manera inútil, de seguir llevando las riendas de una sociedad en base al orden, la disciplina y la violencia institucionalizada del régimen.Tal día como hoy, hace 25 años, los profesores Vicent Soler, Xavier Navarro, Josep Guia, Ernest Lluch y Laura Pastor, junto al tornero Josep Corell, el abogado Francesc Candela, el estudiante Carles Martínez, el delineante Carles Dolç y el periodista Juan José Pérez Benlloch recordaron las medidas de seguridad que debían tener en cuenta para evitar a la brigada político social. Cada uno, desde un punto geográfico diferente, fueron enlazando las dobles y triples citas con sus contraseñas correspondientes hasta llegar a lo que resultó ser la Casa de Ejercicios Espirituales de la Purísima en Alaquàs. Todos ellos dijeron a la monja de la entrada que venían a realizar unos ejercicios de convivencia.

En realidad se trataba de la tercera reunión de diferentes representantes de fuerzas políticas y sociales que estaban tratando de constituir el Consell Democràtic del País Valencià. En el verano de 1974 se había constituido la Taula Democrática del País Valencià en la que se habían aglutinado los partidos democráticos en la clandestinidad. En marzo de 1975, la Junta Democrática reunida en París decidió implantar sus propias juntas democráticas en el País Valenciano y romper así con un acuerdo tácito para que la Comunidad Valenciana entrase en el paquete de las nacionalidades históricas junto a Cataluña, País Vasco y Galicia. La crisis de la Taula Democrática hizo que el periodista Vicent Ventura impulsase la creación de una nueva plataforma unitaria y valenciana que marcase el acento en la necesidad de lograr el autogobierno de los valencianos. La primera reunión clandestina se realizó en el colegio de los Escolapios de Valencia, la segunda en un despacho que ocupaba Vicent Ventura y la tercera se encargó de organizarla Josep Guia, que optó por un retiro espiritual en Alaquàs como lugar más seguro.

Alrededor de las cinco de la tarde, los '10 d'Alaquàs' -todavía no sabían que serían bautizados así- decidieron no esperar a nadie más y empezaron la reunión. Y se habló de política, de democracia, de libertad y de autogobierno. Hora y media más tarde se abrió la puerta y un hombre de paisano armado con una pistola espetó: "Todos quietos, policía, las manos encima de la mesa".

Vicent Soler explica que la brigada político-social, con un fuerte dispositivo de hombres armados, les obligó a subir a un furgón policial y les llevó a la Jefatura Superior de Polícía de Valencia. "Por el camino nos comimos todas las agendas escondidas que llevábamos encima, justo antes de que nos hiciesen bajar y nos separaran", narra Soler, que recuerda que le encerraron con un delincuente común hasta que, de madrugada, le llevaron a una sala de interrogatorios. "Quiénes erámos, qué queríamos y quién era nuestro líder" fueron las preguntas más sobadas por la política franquista, explica el hoy catedrático Vicent Soler, que recuerda que se habían puesto previamente de acuerdo para decir que estaban discutiendo una mesa redonda en la que habían participado algunos de ellos tiempo atrás y cuyo contenido había publicado la revista Oriflama.

J. J. Pérez Benlloch argumenta que "lo más notable fue cómo se vivió la detención fuera de los juzgados". "La comunidad política se puso en pie de guerra para que no hubiese violencia en la comisaría y que en Madrid supiesen que erámos gente respetable", prosigue el periodista, "Vicent Ventura y Joaquín Maldonado se pusieron en contacto con Emilio Attard y Manuel Broseta y empezó la movilización. De la violencia original [de la detención] pasaron a ir con pies de plomo".

Benlloch, que 25 años después sigue siendo una referencia en la prensa valenciana, destaca que "era la primera vez que se hablaba del autogobierno". "Fue el primer intento de constitución de un gobierno valenciano, que llegamos a bautizar con el nombre de Consell de la Generalitat", recuerda el periodista.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tras la detención de los '10 d'Alaquàs', en la calle se movían las cosas. La comunidad universitaria se movilizaba, numerosos profesores firmaban un manifiesto a favor de los detenidos. Destacados miembros de la sociedad valenciana, que luego ocuparían importantes cargos en los partidos democráticos de la transición se movilizaban. José Antonio Perelló, Ximo Muñoz Peirats y Joaquín Maldonado, entre otros. Emilio Attard asumía la defensa de varios de los detenidos y Manuel Broseta salía en la prensa en favor de los encarcelados. Las Provincias en la noticia de la información informaba incluso de la responsabilidad del "profesor Guia, que precisamente ayer [el día después de la detención] tenía un examen y dió las instrucciones precisas para que éste pudiera ser llevado a cabo y los alumnos no sufrieran perjuicios, ni retraso alguno en el plan de exámenes por culpa de su actual situación".

Tres días después de su detención quedaron a disposición del Tribunal de Orden Público. "El juez, aunque se portó muy bien, nos procesó porque la polícía nos había denunciado por asociación ilegal y por querer el autogobierno de los valencianos", recuerda Vicent Soler. "La pena podía ser de seis meses a seis años de prisión y el juez impuso la libertad bajo fianza de 10.000 pesetas, que era mucho dinero entonces", dice Soler.

El arquitecto Carles Dolç, que pasó la primera noche de calabozo junto a Ernest Lluch, cree que Vicent Ventura y Joaquín Maldonado juntaron el dinero para las fianzas a través de la sucursal del Banco Industrial de Cataluña.

A la salida de la audiencia, centenares de personas aguardaron la salida de los detenidos, desafiando la prohibición de manifestarse de la dictadura. Ventura, que había movilizado todos sus recursos para liberar a los detenidos, arrancó los aplausos que se convirtieron en una ovación acompañada porlos abrazos y besos de familiares y amigos a los '10 d'Alaquàs'.

"La detención quedó como una referencia, más que como un hecho transcendente en la recuperación de las libertades de los valencianos", señala Carles Dolç.

La revista Canigó publicó un número con un reportaje sobre los detenidos y sus opiniones políticas que no llegó a los puntos de venta porque fue secuestrado por el juez, en defensa de una censura que continuaba vigente. En agosto de 1975 se constituyó finalmente el Consell Democràtic del País Valencià como plataforma democrática valencianista alternativa a la Junta Democratica del País Valenciano. Sin embargo, la oposición democrática a la dictadura estaba acelerada y pronto se inician las conversaciones que acabarían con la unión de las dos entidades en la Taula de Forces Polítiques y Sindicals del País Valencià, que protagonizaría el inicio de la transición democrática bajo el conocido lema de Llibertat, Amnistía i Estatut d'Autonomía.

Los '10 d'Alaquàs' fueron amnistiados al iniciarse el proceso de preparación de las primeras elecciones democráticas.

Hace 25 años, víspera de la noche de San Juan, nueve hombres y una mujer fueron detenidos por defender un proyecto para el País Valenciano basado en el respeto y la libertad. Posteriormente sus trayectorias han sido distintas y, algunos de ellos, han participado y participan en la vida política de la Comunidad desde otros ámbitos. Muchas veces, incluso, desde la discrepancia, pero lo que no parece haberse alterado es el nudo de camaradería que tejieron aquellas noches de calabozo mientras se cruzaban miradas de afecto y complicidad ante la policía política de la dictadura.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_