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El 60% de los ciclistas franceses están enfermos, según los análisis

Los ciclistas profesionales tienen efectivamente músculos e incluso hígado de acero, pero no puede decirse que su salud sea precisamente de hierro. Los resultados del primer análisis a que han sido sometidos 200 corredores franceses muestran, según desveló ayer el diario Libération una alarmante sobrecarga férrica, graves alteraciones del metabolismo de las grasas y serias anomalías enzimáticas, hepáticas y del páncreas. Los resultados resultan tan inquietantes que el especialista que ha dirigido las pruebas cree que algunos deben ponerse urgentemente en manos de hematólogos.

Otros expertos afirman, a la vista de los datos, que "la mitad del pelotón profesional francés debería dejar ese trabajo" si quiere librarse de una cirrosis o de un cáncer de hígado. Daniel Baal, presidente de la Federación francesa, se declaró sorprendido por "la amplitud" del problema. "Yo no creía que el consumo de EPO, de corticoides y de hierro hubiera provocado ya tales consecuencias en la salud", indicó, antes de felicitarse por el hecho de que el consumo de la primera de esas sustancias sea hoy por hoy "marginal" entre los corredores promesa.Aunque no existen conclusiones definitivas, los resultados, adelantados ayer por el diario Libération, permiten indicar que el 60% de los ciclistas franceses sufren serias perturbaciones biológicas. Tras el escándalo del Tour, que llevó a la ministra de Deportes francesa Marie-Georges Buffet a presentar su ley contra el dopaje, todos los ciclistas profesionales o encuadrados en la categoría inmediatamente inferior, deben someterse cuatro veces al año a estudios epidemiológicos, denominados "controles longitudinales", que permiten vigilar el metabolismo y detectar la toma de productos de uso ilícito inaccesibles a los controles clásicos.

De lo visto hasta ahora, lo que más preocupa a los médicos es la altísima tasa férrica resultante, según algunos expertos, del consumo frecuente de EPO combinado con inyecciones de hierro. El 90% de los ciclistas que se han sometido a los análisis presentan tasas de hierro por encima de los 500 nanogramos por litro, más de cinco veces superiores a lo normal y un 20% de ellos superan la tasa de los 1.000. Hay casos en los que el índice, por encima de los 2.000, hace temer el desarrollo a medio plazo de un cáncer de hígado o de riñón. Un corredor, cuya identidad no ha sido facilitada, se encuentra en serio riesgo de sufrir un paro cardíaco y, como primera medida, en vísperas del inicio de la temporada, dos más han sido declarados no aptos para el ciclismo profesional.

Las disfunciones en el metabolismo de las grasas son atribuidas a los alimentos ricos en grasas animales pero también al alto consumo de corticoides. Las anomalías enzimáticas, hepáticas y de páncreas detectadas son asociadas, a su vez, a la ingestión de ciertos medicamentos. Según el jefe del servicio de Endocrinolgía-metabolismo del hospital Cochin de la capital francesa, Jean-Pierre Luton, el organismo humano sólo puede absorber como máximo el 2% del hierro, pero el EPO, que permite la proliferación de glóbulos rojos ricos en hierro, hace saltar esa barrera natural. "El problema", dice, "aparece cuando el deportista pone fin a su carrera deportiva, porque es entonces cuando los glóbulos rojos de la sobreabundancia se destruyen en el hígado y liberan el hierro que contienen".

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