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Tratamiento de choque para leones

Serán de bronce. Los ocho leones de piedra arenisca del Estanque Grande del Retiro tienen sus días contados. Como vigías de los gozosos remeros del embarcadero madrileño, permanecían desde hace siete décadas erguidos atentamente sobre el lago. Sin embargo, su imponente aspecto de casi dos metros de planta, sus fauces y zarpas, no han servido para defenderles de la erosión implacable del tiempo. La piedra de Novelda en la que fueron esculpidos por Vallmitjans, Estany, Bofill, Arnau y Campmany, entre 1902 y 1920, tiene una durabilidad de unos setenta años, que ahora, en estos días, llega a su fin. Los grandes félidos de piedra herida irán a parar a un museo madrileño, aún sin determinar, donde quizá sobrevivan unos años más lejos de la intemperie. Pero están sentenciados.En su lugar serán emplazadas ocho réplicas suyas fundidas en bronce, de hasta tonelada y media de peso, que ha remozado el escultor madrileño José Luis Parés, vicedecano de la Facultad de Bellas Artes de Madrid, y un equipo a su mando formado por tres jóvenes licenciadas en Bellas Artes. Parés fue el autor, entre otras, de la estatua de Alonso Martínez, situada en la madrileña plaza de este nombre.

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Un laborioso proceso de fundición

La fundición de Miguel Ángel Codina, la más veterana y prolífica de Madrid, trabaja estos días en el modelado de los leones en escayola y picadizo, para obtener los moldes que, sometidos al laborioso método de la cera perdida, darán cuerpo a los ocho grandes animales en bronce, una aleación de cobre, estaño, cinc y otros materiales, en proporción 85/5/5/5. El plan de sustitución de los leones -que habrá de estar a punto antes de las elecciones municipales y autonómicas del 13 de junio- se inserta dentro de otro de mayor amplitud, que reparará, además, el mausoleo dedicado a Alfonso XII, el monarca pacificador muerto prematuramente, al que cuatro de los leones escoltaban alzados sobre cuatro sirenas esculpidas en bronce por Alsina, Arteche, Parera y Coll, que cabalgan a lomos de tortugas, peces y langostas, al pie de la escalinata que une el agua del estanque con el más afamado conjunto escultórico de Madrid.

El mausoleo fue ideado por José Grases Riera, autor, asimismo, del edificio modernista, un punto gaudiano, de la Sociedad General de Autores de España, en la calle de Fernando VI. La gran estatua ecuestre del monarca fue obra de Mariano Benlliure. Desde la peana de esta espléndida estatua, a la que se accede por una escalera en ladrillo y piedra, pintada de grafitos indescifrables, Madrid ofrece a treinta metros una visión magnífica. Los leones que van a ser sustutuidos "se hallaban en un estado lamentable", según reconoce la escultora Gema Serrano, del equipo de restauración. No sólo el tiempo transcurrido, sino también la reiterada manía de adolescentes y jóvenes de todas las épocas de subir a los lomos de los leones, les había desprovisto de orejas, testículos y rabos. Incluso hace unos días, uno de los animales, ya restaurado, sufrió la amputación violenta de su alargada cola. Cuatro de ellos cubren el arco que forma la gran escalinata. A un lado, cada uno de ellos muestra un escudo de cuantos componían el estandarte real bajo el reinado de Alfonso XII. Debajo de sus garras, flores de acanto y otros ornamentos decoran su gran porte, de casi dos metros de altura. Dos parejas de estos félidos, rodeados de angelotes y amorcillos, mordían guirnaldas que el gamberrismo de muchas décadas ha desprendido casi completamente de sus mandíbulas. Estas parejas eran las más dañadas, aseguran Nuria Delgado y María Jesús Romero. Ya fueron reparadas en una restauración anterior, en los años ochenta. El equipo restaurador ha repuesto las figuras en escayola y les ha aplicado una pátina de acrílico para recuperar su tonalidad originaria y permitir su perfecto modelado. Desde mediados del mes pasado, cuatro miembros de la fundición Codina, entre ellos el artesano abulense Lesmes García y Miguel Ángel Codina, de la cuarta generación de fundidores madrileños, trabajan con denuedo a pie de obra para tener el encargo a punto antes de la fecha prevista. "Vamos muy ajustados de tiempo", reconocen. El frío reinante estos días en Madrid, que allí, junto al lago, parece todavía más intenso, no les ha amilanado. Ayer mismo, sobre el suelo cercado del gran mausoleo, cabía ver las piezas troceadas de escayola con las que posteriormente se van a hacer las copias en bronce en los talleres de la fundición, situados en una nave de la calle de Albarracín (distrito de San Blas).

Por esta nave, o por otras que pertenecieron a la misma fundición en las calles de Cartagena y Ardemans, han desfilado con sus obras escultores como Pablo Serrano, Juan de Ávalos, Francisco y Julio López, Juan Oliveira o el artista militar Joaquín Beltrán de Nos, descubridor de un original método a base de fotografías para esculpir bustos de gran fidelidad, cuenta Miguel Ángel Codina. La firma fundió hace un lustro la estatua ecuestre de Carlos III enclavada en la Puerta del Sol; la cuádriga que corona el edificio de la sede del Banco de Bilbao, de Higinio de Basterra, y la réplica en bronce de la estatua de la Cibeles que ocupa el centro de la plaza de España, en la capital federal de México. La fundición acaba de culminar la obra que remata el Giraldillo de Sevilla, una de las veletas más grandes de España.

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