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FÚTBOL PRIMERA DIVISIÓN

Los goles curan los males

Un gol de cabeza marcado por Munitis (m. 47), un jugador más pequeño todavía que Roberto Carlos, cambió de forma radical el signo de un partido que sólo había deparado carencias y frustraciones en la primera mitad. Un minuto después, el ruso Bestchasnykh sentenció el partido, al culminar una jugada confusa. Los goles curan casi todos los males. Ninguna medicina resulta más eficaz.

El orden sucedió al caos que había sido amo y señor en los primeros 45 minutos. El soviético Shustikov, la gran figura del partido, se ganó con justicia la insignia de almirante. Todo el juego de su equipo pasó por sus botas. En cualquier caso, los goles no son tampoco la panacea universal. El ritmo, la continuidad en el juego, no es el fuerte del cuadro de Nando Yosu. A pesar de la superioridad, sellada por el tercer gol de Víctor, los mejores momentos del Racing llegaron en ramalazos, que dieron paso a fases de pérdida de control del juego.

En el minuto 65, el Extremadura quemó todas sus naves, dio entrada al delantero Duré y jugó al ataque de forma desesperada. El tanto de Víctor fue un auténtico mazazo. Destrozó el planteamiento ciertamente audaz de Benítez, si bien el Extremadura luchó a brazo partido hasta el final.

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