"Ahora los fotógrafos jóvenes ya quieren con 25 años hacer exposiciones en el Louvre"

El fotógrafo Marc Riboud (Lyón, 1923) ha pasado apenas 48 horas en Bilbao acompañado por su esposa para visitar la muestra de sus trabajos Cuarenta años de fotografía en China, que se expone en la sala bilbaína de la Fundación BBK (Elcano, 22), desde el pasado 19 de agosto. Con una cámara Leica colgada permanentemente del hombro, este testigo de excepción de muchos de los acontecimientos más emblemáticos del siglo XX y uno de los miembros más relevantes de la mítica agencia Magnum, tuvo un primer encuentro con la capital vizcaína algo agitado. Pregunta. ¿Podría comentar el incidente de ayer noche [por el miércoles] ante su hotel? Respuesta. ¿Cómo lo sabe? No fue nada. Yo estaba haciendo fotos a una chica que pedía dinero, que no hacía daño a nadie. Ella me gritó que tenía que darle más dinero por hacerle fotos. La policía vino a llevársela, pensando que molestaba a un turista y me recordó una ocasión en China, cuando estaba con el guía oficial y se acercó un mendigo y el guía le empujó brutalmente. A mí no me molestan los que piden, sino quienes les agreden. P. ¿Qué siente al ver sus imágenes en esta exposición? R. Aún me maravilla ver mis fotografías expuestas. No me acostumbro al interés que despiertan. Pero todo lo que se haga por potenciar la fotografía, bienvenido sea. Desgraciadamente, la gente se interesa cada vez menos por la cultura y sólo les preocupa ganar dinero. P. ¿Qué hará durante su visita a Bilbao? R. Lo primero, fotografiar a la gente, a quien se me ponga delante. También querría hacer fotografías del Guggenheim, pero no del edificio en sí, sino de las personas que lo visitan. P. ¿Siempre utiliza una Leica para hacer las fotos? R. Sí, pero hay otras cámaras que son muy buenas también. Una cámara es como un bolígrafo; lo importante es lo que se escribe, lo que se transmite. Yo hasta he hecho fotos con cámaras desechables. P. ¿De quién ha aprendido más? R. Mis maestros han sido Henri Cartier-Bresson, en la composición de las imágenes, y Robert Capa, en la acción. Yo he intentado hacer una combinación de ambos. Recomendaría a todo el mundo leer la biografía de Capa, que es un libro extraordinario. La última vez que ví a Capa fue unos días antes de su muerte. Estaba en el hotel, en la bañera leyendo los periódicos y me dijo: "Marc, la fotografía ha muerto, ahora sólo importa la televisión". P. ¿Qué ha significado la agencia Magnum en su vida? R. Yo participé en ella desde 1959. Ahora colaboro con ellos. Lo que ha distinguido a Magnum es la preocupación por la calidad en la fotografía y el fotoperiodismo. La diferencia entre la Magnum de antes y la de ahora es que antes tenía muchos grandes nombres, pero importaban sus fotos. Ahora es al revés. Lo que les preocupa a los fotógrafos de Magnum es que les hagan exposiciones. Los fotógrafos jóvenes, con 25 años, ya quieren hacer exposiciones en el Louvre. P. ¿Cuáles son sus últimos trabajos? R. Viajo mucho. He estado en Nueva York, California y África del Sur. Ahora voy a hacer un libro sobre Estambul, una ciudad que me apasiona.