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Equipaje genético

El escritor colombiano Álvaro Mutis recupera en Cádiz el rastro de sus antepasados

,"Es la ciudad en la que nacieron los abuelos. Está en el extremo sur de España y la llaman la Tacita de Plata porque es muy hermosa...". Así le explicaban de niño a Álvaro Mutis cómo era aquella ciudad que se mencionaba en casa con barnices míticos, la misma que, al otro lado del océano, había visto nacer a sus antepasados. Gracias a Galdós, primero, y a Lorca y Alberti más tarde, Cádiz fue tomando forma en el imaginario del joven Mutis "con un vago prestigio que se acercaba ya al campo de lo mágico y luminoso". Pero aún habría de esperar muchos años hasta poder visitar la casa donde pasaron la infancia el abuelo don Manuel y su hermano don José Celestino, las calles, los jardines, el museo donde "se esconde la voz más vieja y hermética de nuestro arcano". Su celebración de Cádiz quedó entonces plasmada en el poema Los emisarios, y no dudó en referirse a ella como "uno de los ombligos sagrados de la península, y la matriz nutricia de ese delirio sin reposo que es América". "Supe también", escribió Mutis algún tiempo después, "con una certeza que estaba a punto de resolverse en lágrimas, que allí y sólo allí había estado yo siempre". Un poco fatigado por los compromisos propios de su oficio, pero exhibiendo una sonrisa radiante, Álvaro Mutis ha vuelto a Cádiz en compañía de su esposa, Carmen. Desde su habitación en el hotel Atlántico, el premio Príncipe de Asturias se deja llevar por "la impresión plena de estar en Cartagena de Indias, en La Guaira, en La Habana, en Balboa...". Mira el horizonte como si, alargando un poco la vista, pudiera alcanzar la orilla americana. "¡Qué maravilla!", exclama, "las nueve de la noche y aún es de día". El motivo central de su viaje es la realización de un vídeo dedicado a José Celestino Mutis, el botánico gaditano cuyo trabajo cautivó al Linneo y Humboldt, que prepara la Diputación gaditana. El marco escogido para el rodaje es la popular playa de La Caleta, donde ya se perciben con nitidez los aires veraniegos. Un grupo de mujeres, reunidas en torno a una mesa de bingo, se interesan por la identidad del entrevistado. Cuando un miembro del equipo les comenta que es descendiente de José Celestino Mutis, y aun ignorando que se trata de un escritor célebre, le saludan calurosamente. Álvaro Mutis pasea por la orilla, conversa con los pescadores ociosos, bromea con los cámaras, todo parece merecer su perplejidad. La presencia de los Mutis en Cádiz fue también, desde el primer día, motivo de asombro para el escritor. Una calle y un colegio llevan el nombre del sabio José Celestino. "Ninguno heredamos sus curiosidades científicas, los Mutis de Colombia fuimos gente del campo. Pero en mi caso, creo que mi pasión por la naturaleza me viene a través de esa entrega absoluta por el mundo vegetal que tuvo mi antepasado, su inmediato contacto con las fuerzas naturales. Toda línea que yo escribo nace de la hacienda que fundó mi abuelo, su mundo de árboles y plantaciones de café y de caña que me decían: "Tú eres nosotros, nosotros somos tú", afirma el autor de Ilona llega con la lluvia y Tríptico de Mari Tierra. Mutis tampoco niega que este rincón de España, tan lejano de su Bogotá natal o del México en el que reside actualmente, forma parte de sí gracias a esa química milagrosa que supone el equipaje genético. A él le debe la poderosa atracción que le impone el Caribe, y por él acaba entendiendo que "mis enfebrecidos paseos por las calles y murallas de Cartagena de Indias eran simplemente una repetición arquetípica de lo que hicieran mis ancestros gaditanos".

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