El Barça, peronista
9.00. Moción de censura en Can Barça. La gente acude en plan suizo, en compañía de su padre y de su hijo, que es como los ciudadanos votan en las sociedades con tradición democrática antigua. Eso invita apensar que el Barça, es una institución democrática antigua, si bien a) en la Península no abundan las instituciones democráticas antiguas y b) ninguna de ellas es un club de fútbol.10.00. Empiezan a aparecer y a primar votantes de edad avanzada, que van con la señora o que han sido expulsados de casa por su señora, que esta mañana ya debía de estar hasta el gorro de fútbol. Llevan insignias y adhesivos nuñistas en la solapa y maldicen en arameo a Elefant Blau mientras avanzan. Invierten en todo ello cierta agresividad. Cuando ves esa actitud chascarrillo-cafre en un adolescente sabes / recuerdas que quiere rollo. Supongo -y, glups, espero- que en un abuelito signifique otra cosa. Bueno. Resulta llamativo que en este país sin instituciones democráticas antiguas, las personas que más participan en las consultas y procesos electorales de cualquier cariz pertenezcan a una franja generacional que no tuvo ocasión de participar en procesos democráticos durante décadas. No sé si hay alguna relación con ello, pero resulta también llamativo que acostumbren manifestarse a favor de las opciones de poder que ya estén en el poder.
11.00. Núñez acude a votar. La mesa está rodeada de periodistas y de abuelitos nuñistas. Visten de señor que cobra treinta y pico mil de pensión -los periodistas, snif, también- Las abuelitas son más bien aficionadas a la peluquería creativa. Núñez avanza precariamente. Núñez vota. Su señora vota. Núñez y su señora se besan. Les sale un beso Nancy-Ronald Reagan. Núñez y su señora se van entre apretones. Un abuelete grita: "No el xafeu, que encara ens ha de durar 10 anys més", lo que invita a pensar que un ciclo democrático para un abuelete nunca es inferior a 28 años.
12.30. Aparece Cruyff. Entra corriendo y entre aplausos, en plan chico Kennedy. Vota. Se va pitando. Una abuelita que cuida los refretes del Miniestadi se acerca hasta el grupo echando el bofe. Chilla a grito pelado contra Cruyff. Cruyff no la puede escuchar. Ha salido pitando, dribla la defensa de abueletes que le increpan, y se mete en su coche, que arranca con acelerón de poli de Miami vice. En las escaleras del Miniestadi aún hay un abuelito que sigue leyendo una lista de insultos a Cruyff que llevaba escrita. Llego a tiempo de escuchar los dos finales: pessetero y envidiós. De pronto se produce una discusión caliente y colectiva entre nuñistas y no nuñistas. Son abueletes -vestidos más bien cutres, como un comité de afectados por el medicamentazo- que chillan a jóvenes y señores vestidos un tanto pijos. El tono de voz que se crea es aquel tono de voz que, de pequeño, se escuchaba en Canaletes cuando te topabas con aquellos abueletes que había allá vociferando sobre fútbol. Un señor que pasa a mi lado le dice a su señora: "Aixó és temible, 40 anys després tornar a sentir aquest to de veu al Barça... ". A su lado, un abuelete grita su balance sobre la etapa de Cruyff, que se resume en su meditación final: "¡Y lo digo yo, que nací en Valencia!". A escasos metros, Núñez da la manita a los abuelitos que han dejado de gritar o que aún no han empezado. Aparece un señor vestido de pastoret tocando Els Segadors con una trompeta. Su presencia confiere a todo el compendio un algo de peli de Buñuel.
19.00. Núñez sigue en el mismo sitio. Dando manos. Una abuelita pasa a mi lado. "Mira,és la senyora del Núñez, vaig a fer-li un petó". Parece que ha visto a Evita.
