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Nervios y gritos en el caos de Barajas

Vicente G. Olaya

La huelga de celo que los pilotos imponen, desde el pasado miércoles, a los usuarios de Barajas ha trastocado por completo las interioridades del aeródromo. Los servicios de limpieza han tenido que redoblar esfuerzos, los puestos de información al viajero no ceasn de atender reclamaciones y consultas, los pasajeros no apartan su vista de los monitores electrónicos y, hasta los vendedores de lotería se quejan de que, por culpa de los retrasos, "los pasajeros se ponen de mala leche" y rehúsan comprar décimos.La Oficina de Turismo de la Comunidad de Madrid, caseta situada en la T3 (terminal de vuelos internacionales), sufre, a su manera, los efectos de la huelga: el teléfono no para en todo el día de sonar. Uno de los empleados dio ayer la siguiente explicación: "En las páginas amarillas, el primer teléfono que aparece del aeropuerto es el de la Oficina de Turismo. La gente tiene prisa por enterarse de lo que pasa, no mira más allá, y termina llamándonos a nosotros. Ahora, con la huelga, las llamadas son incesantes. Le hemos pedido a Telefónica que ponga primero el teléfono de los servicios de información del aeropuerto".

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Lucía, una de las informadoras de Barajas, reconocía ayer la avalancha de viajeros que reclaman saber cuándo iba a salir su vuelo. "La gente se pone nerviosa. El jueves recibimos una llamada de una persona que quería saber si los vuelos programados para el próximo 6 de febrero, y con destino a Cuba, llevaban retraso".

Juan José Millán es uno de los trabajadores encargados de agrupar los portaequipajes vacíos diseminados por el aeródromo. "Hay gente que lleva muy mal la huelga. El otro día, un pasajero que salía por la sala 6 empezó a gritar que no veía carritos. Estaba tan indignado que no se dio cuenta de que estaba completamente rodeado por portaequipajes vacíos. Nos pidió disculpas".

José Cervera, vecino de Barcelona, llegó a Madrid el jueves con una hora de retraso sobre el horario previsto. Cuando preguntó el por qué de esta demora, la tripulación del avión de Iberia le respondió: "El aeropuerto de Madrid siempre está colapsado".

José Recordá, ejecutivo catalán, estaba al mediodía de ayer junto al mostrador donde se despachan los billetes del puente aéreo. "¿Seguro que hay huelga? El avión ha partido con el mismo retraso de siempre de Barajas", bromeó. "Lo único que espero es que terminen pronto el AVE a Barcelona, porque entonces no volveré nunca más". Tras él, había un panel electrónico donde se leía: "Retrasos indefinidos por causas operacionales".

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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