Un pacto para que Galicia avance
La inexistencia de un debate en tomo a las ideas ha caracterizado históricamente a la derecha española, más interesada en los individualismos y los liderazgos prefabricados, para ocupar espacios de poder, que en la búsqueda de respuestas a las demandas e inquietudes sociales de su tiempo. En contraposición, la izquierda ha sido fuente permanente de ideas, de modos de analizar el presente y de organizar el futuro, respetuosa con el pluralismo ideológico y capaz de canalizar muchas aspiraciones colectivas.Sin embargo, a nadie se le oculta que esta capacidad para generar corrientes de opinión ha sido al mismo tiempo el germen de divisiones y desencuentros históricos, de errores tácticos irreparables y, en algunos casos, de la aparición de iluminados que en su ignorancia arrogante se proclaman en posesión de la verdad absoluta.
Abel Caballero es presidente del Partido Socialista de Galicia-PSOE y candidato a la presidencia de la Xunta por la coalición de izquierdas
Egberto Gismonti (guitarra de 10 cuerdas y piano), Nando Cameiro (guitarra y sintetizador) y Zeca Asumpçáo (contrabajo). C. M. U. San Juan Evangelista. Madrid. 17 de octubre.
En Galicia, las izquierdas responsables, dispuestas por encima de todo a sumar y no a restar voluntades, a dialogar en libertad y a consensuar desde el pluralismo, hemos dado un paso histórico, sin precedentes desde las primeras elecciones democráticas de 1977. Las fuerzas de progreso nos hemos propuesto acudir a las elecciones autonómicas unidas en un objetivo común: ofrecer a los ciudadanos y ciudadanas de este país una alternativa real de gobierno progresista, frente a la oferta anacrónica e ineficaz de la derecha.
Los progresistas gallegos hemos aunado esfuerzos y voluntades, al margen de intereses personales de unos u otros. Hemos forjado un proyecto común desde la generosidad y el convencimiento de que podemos aportar a Galicia las soluciones que la mayoría de la. sociedad demanda. Hemos acordado en base a ideas y programas de gobierno, conscientes como somos de que sólo gobernando se puede transformar la realidad de nuestro país.
Mientras tanto, Anguita, en una alianza indirecta con la derecha, se empleaba a, fondo en una lucha de personalismos fuera de lugar, ayudando a la derecha en su intento de mantener al país en las fronteras del atraso, cautivo de las subvenciones y de un clientelismo más propio del siglo pasado que del inicio del próximo milenio.
Por tanto, que nadie crea que sustentamos nuestra alianza en una estrategia electoral puramente coyuntural, como quieren pregonar y hacer creer los voceros de la derecha. Que nadie piense que nos hemos coligado para levantar una especie de banderín de enganche de "todos contra alguien", sin otro fundamento.
El planteamiento de la coalición va más allá de quién pueda encabezar el cartel electoral de la derecha. No nos ha movido al pacto el hecho de que su candidato incumpla sistemáticamente su palabra. La coalición habría existido igualmente frente a cualquiera de sus posibles sucesores, por que a estas alturas esa circunstancia es, en la situación que vive Galicia, anecdótica para los propósitos de la coalición progresista.
La coalición electoral del PSdeG-PSOE con EU-EG y Os Verdes nace de una necesidad palpable, casi vital, de cambiar la penosa situación en la que el Gobierno de la derecha ha sumido a Galicia.
Durante los últimos ocho años de Gobierno del Partido Popular, en Galicia se han destruido más de 140.000 empleos, mientras que en el resto del Estado se crean a un ritmo creciente. Galicia ha perdido más de 70.000 individuos activos. En este periodo conservador, el paro ha aumentado en más de 75.000 personas. Son datos del Instituto Nacional de Estadística, no interpretaciones partidistas de la realidad. Abundando en esta si tuación, la EPA ha revelado que en 1996 Galicia tuvo el peor comportamiento de España en empleo, con una importante destrucción, dé puestos de trabajo, evidente consecuencia de las políticas aplicadas por el PP.
El informe anual del Consello Económico y Social asegura que más de 40.000 familias gallegas viven en la frontera de la pobreza. El informe de la Comisión Europea indica que Galicia es la región que más posiciones perdió en el, ranking de regiones en los dos últimos años. Según los datos, del Parlamento Europeo, Galicia se encuentra entre las 15 regiones más pobres de Europa y es la tercera más depauperada de España. El informe anual de Caixa Galicia asegura que la comunidad gallega no converge en términos reales con la Unión Europea. Según el Boletín Estadístico del Banco de España de 1966, la Xunta gobernada por el Partido Popular ha sometido a Galicia a un endeudamiento que ya representa el 9,2% del PIB. La deuda pasó de prácticamente cero a más de medio billón de pesetas con la gestión económica de los conservadores.
Los gallegos ya saben que la renta de sus agricultores es un 65% inferior al resto de los de España. Saben que el 76% de los agricultores carece de derechos sociales. Los ganaderos sufren el desamparo ante las multas impuestas por superar la cuota láctea. A cambio, del Gobierno autónomo del PP sólo reciben promesas incumplidas y propaganda. El despilfarro resulta incuantificable, mientras el deterioro de la educación pública le ha llevado a admitir al conselleiro del ramo que el 75% de los estudiantes de ESO no tendrán plazas adecuadas en el presente curso. La situación administrativa es tan contradictoria que el número de funcionarios gallegos supera en un 44% la media nacional en términos de ocupados, mientras los sindicatos denuncian la ineficacia en la gestión de los fondos estructurales que nos llegan de la UE y que el apoyo a la sanidad privada actúa en detrimento de la pública.
Esta relación podría alargarse con datos sobre el despilfarro económico en gastos inmateriales, en fiestas e inauguraciones ficticias, en subvenciones a los medios de comunicación públicos y privados. Podríamos pormenorizar las situaciones crecientes de protestas y descontento en relación con el Plan de Residuos Sólidos, el incumplimiento del Plan de Carreteras, la apropiación publicitaria de las inversiones del Gobierno socialista en Galicia -autopistas, autovías, carreteras, gasificación, etcétera-. Legítimas protestas que se vuelven a reprimir con la misma dureza que en los tiempos del tardofranquismo. Los gallegos han asistido atónitos a la traición de su presidente al asumir unilateralmente la cesión del 30% del IRPF de Aznar, cuando antes había recurrido la cesión del 15%, respaldada por casi todas las fuerzas políticas.
Pero no se trata de hacer aquí un retrato catastrofista. Los gallegos conocen y padecen esas realidades. La mayoría sabe que ésa es la herencia que les dejará el actual Gobierno cuando desaparezca de la escena política. Por todo ello, la coalición progresista se presenta a estas elecciones con un programa de gobierno riguroso y factible, fruto del análisis serio de la realidad, de la reflexión, del consenso y de la responsabilidad. Un programa que apuesta decididamente por la creación de empleo, por la puerta en funcionamiento de los sectores productivos, por la correcta explotación de la energía, por potenciar la creación de infraestructuras, por primar la enseñanza y la sanidad públicas y por recuperar el clima político y de libertades que han sido conculcadas por la censura y tapadas con grandes cortinas propagandísticas por la derecha. Pero también, y tal vez esto sea lo más importante" desde mi punto de vista, un programa capaz de devolver a todos los gallegos y gallegas progresistas la ilusión colectiva y el orgullo de un pueblo que apuesta mayoritariamente, con optimismo y esperanza, por una Galicia próspera, moderna, solidaria, tolerante y abierta al mundo.
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