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Kerri Strug, la nueva reina de América

La gimnasta se sobrepuso al dolor de su pierna dislocada para hacer el salto de la medalla de oro

Santiago Segurola

Son siete, pero América adora a una, a Kerri Strug, la gimnasta que se sobrepuso al dolor de su pierna dislocada para hacer el salto de la victoria. Entre los americanos, ningún deporte despierta más interés durante los Juegos que la gimnasia femenina. Es una pasión que viene de lejos, de los Juegos de Múnich 72, donde la soviética Olga Korbut cautivó al mundo. Desde entonces, cada reina de la gimnasia es, la reina de América.La relación de amor con la gimnasia no había sido satisfecha con una victoria olímpica. Estados Unidos jamás había batido al equipo ruso. Llegó a América la legendaria Korbut, se nacionalizó Nadia Comaneci, triunfó Mary Lou Retton en Los Ángeles 84, donde no participaron las soviéticas, pero el sueno no se pudo cumplir hasta el pasado martes, delante de las 30.000 personas que acudieron al Georgia Dome. Estados Unidos derrotó por fin a Rusia.La noche resultó intensa y, dejó una gimnasta para la historia. No fue la diminuta Dominique Moceanu, hija de refugiados rumanos, ni Kim Zmeskal, otra de las gimnastas producidas en la factoría de Bela Karoly, el hombre que descubrió a Nadia Comaneci y que ahora dirige a las mejores americanas. La elegida fue Kerri Strug, una muchacha de 18 años, tímida e inteligente, cuya carrera nunca había merecido la atención de la prensa y el público.Entre el clamor de la gente, Estados Unidos había construido una ventaja sobre Rusia, pero no podía permitirse un error. Sólo faltaba la actuación de Kerri Strug en la prueba de salto. Strug era la menos promocionada del equipo, la única que no está representada por un agente. Sus planes van más lejos de la gimnasia. Su historial académico es de primera y su principal interés es ingresar en la Universidad de California (le Los Ángeles.Para el primero, de los dos intentos de salto, Strug tenla previsto un yurchenko que había realizado miles de veces en. los entrenamientos. Nuevamente la ejecución fue magnífica, peto la caída fue mala. Se dobló el tobillo de tal manera, que Bela Karoly, el entrenador estadounidense, temió lo peor. Strug recibió 9,162, una cifra que ponía en riesgo la victoria.Kelly Strug se dirigió cojeando a Karoly. "No siento la pierna", le dijo al entrenador. "Tienes que hacerlo otra vez. Olvídate del dolor", contestó Karoly. "Por favor, ¿tengo que hacerlo otra vez?", suplicó la pequeña gimnasta. "Debes intentarlo. Puedes hacerlo", dijo Karoly. Strug obedeció. Su gesto reflejaba el dolor que le producía la lesión en su tobillo. Pero tenía una misión: América estaba pendiente de ella. Con una determinación formidable, corrió hacia el aparato y ejecutó el mismo salto ante rior, el yurchenko que había estado a punto de romper su pierna. El salto volvió a ser meritorio, pero la caída resultó memorable, uno de esos, momentos que quedarán para la historia de los Juegos. Strug cayó firme sobre un pie y con el otro rozó el suelo para mantener el equilibrio. El público se levantó emocionado, Karoly gritó y la pequeña Strug cayó al suelo después de terminar el ejercicio. El dolor era insoportable. Pensaba que se había roto la pierna. Luego escuchó el clamor: 9,712 puntos. Estados Unidos había ganado el oro. "Llévame al hospital", le rogó a Bela Karoly: "De ninguna manera. Tienes que recibir la medalla. Nunca vivirás un momento como éste. Me siento orgulloso de ti". Con una escayola provisional subió al podio. "Lloré de alegría y de dolor", reconoció Strug, que dio, la vuelta de honor en brazos de Karoly. El público, en pie, la vitoreó como sólo se hace a los grandes héroes. El martes, en Atlanta, América coronó a su reina: Kelly Strug.

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