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Cañellas da un golpe de mano y derroca a Soler, su sucesor al frente del Gobierno balear

Gabriel Cañellas, presidente del Gobierno balear y del PP entre 1983 y 1995, hasta su dimisión forzada por José María Aznar por el caso Sóller, derrocó ayer en una maniobra relámpago a su sucesor al frente del Ejecutivo autónomo, Cristófol Soler, un centrista y nacionalista. Soler renunció al cargo, que sólo ha ejercido 10 meses, tras ser desautorizado por amplia mayoría de su propio grupo parlamentario poco antes de la toma de posesión de su nuevo Gobierno. El ex consejero de Economía de Cañellas y de Soler, Jaume Matas, fue designado candidato a la presidencia por los parlamentarios rebeldes

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"No deseo para esta tierra que tanto amo una cantabrización", explicó Soler, en alusión a la negativa de Juan Hormaechea a dejar el poder pese a haber perdido el apoyo de la mayoría de los diputados del PP de Cantabria. Renunció, "ante una situación de esta envergadura y respetando profundamente los principios de inocráticos". El grupo parlamentario regional del PP, integrado por la lista que elaboró Cañellas para las elecciones del 28 de mayo, debatió y votó a mediodía, sin la presencia del interesado, la actuación, estrategia y talante de Soler al frente del Gobierno. La mayoría criticó la "línea excesivamente independiente de Soler, que no decía ni consultaba nada", según el diputado Andreu Riera.Se rechazaron los proyectos de Política territorial y política lingüística enviados al Parlamento se cuestionó la composición, y el perfil del nuevo Gobierno. "Fue la gota que colmó el vaso. Ahora mandará Juan Verger en el PP y Cañellas lo aprueba. Verger propuso a Matas como candidato", reveló Riera. Fuentes del partido señalan que Cañellas ha pactado con su antiguo rival Verger cederle el control del partido a cambio del apoyo para defenestrar a su efímero sucesor. Sólo cuatro de los 28 diputados refrendaron la continuidad del presidente saliente. Otros cuatro se abstuvieron y 20 reclamaron el cese.

Cañellas leyó el parte de cese, flanqueado por Matas, Huguet y Verger. Aludió a "una serie de actitudes que en el grupo, a lo largo de mucho tiempo y en un proceso creciente, habían ido creando dificultades para obtener la unanimidad que se necesita en la hora de apoyar a un Gobierno".

Tercer presidente

No hubo comentarios ni apostillas, "porque son cuestiones internas, propias del grupo", dijo el que fue primer presidente insular. La candidatura de Matas fue respaldada por 27 de los 28 diputados presentes. Será el tercer presidente balear en un año, si logra el apoyo cerrado del grupo del PP, que supera por dos votos la mayoría absoluta.El candidato a la sucesión aludió luego a la necesaria "vuelta y restablecimiento de la normalidad". Anunció una actuación "siempre con prudencia y sentido común" para "cerrar la crisis" y reivindicó el "orgullo de la ideología liberal y trabajadora del Partido Popular".

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Ayer mismo debía tomar posesión el primer Gobierno de Soler, un Gabinete de personas exclusivamente elegidas por él, porque hasta entonces había conservado íntegro el Gobierno heredado de Cañellas. La composición del nuevo Ejecutivo, donde los cañellistas y críticos estaban bien representados y que sólo existió en la edición del Boletín Oficial de las Islas Baleares, fue la chispa, la excusa que desencadenó la contestación larvada.

Cañellas promocionó la elección para la presidencia de su delfín, Jaume Matas, economista, de 39 años, a quien Soler mantenía en su nuevo Gobierno en una cartera (Agricultura y Comercio) menos relevante que la anterior de Economía y Hacienda.

El PP de Baleares es ahora una formación sin liderazgo, identidad ni imagen, que está bajo la permanente sombra de Cañellas. En otoño se celebrará un congreso extraordinario.

La oposición criticó la situación. "Un espectáculo lamentable de descomposición del PP", dijo Francesc Triay, del PSOE. "El golpe de estado del cañellismo subraya la inestablidad", señaló Eberhard Grosske, de IU. "Lo más democrático sería convocar nuevas elecciones, que no es posible con nuestro Estatuto" aventuró Pere Sampol, del Partit Socialista de Mallorca.

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