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Entrevista:

"La esencia de Europa es la apertura"

Tomás Llorens, de 58 años, conservador jefe del Museo Thyssen y antiguo director del Museo Reina Sofía y del Instituto Valenciano de Arte Moderno, pronostica el resurgir de sentimientos antieuropeístas en España y, otros países de la UE. Según, Llorens, profesor durante 12 años de Teoría e Historia de la Arquitectura en el Reino Unido, "España debería concentrarse en los problemas del Mediterráneo, junto a Italia y Francia".

Pregunta. Usted es un europeísta desde hace muchos años. ¿Cómo vive ahora el sueño de una Europa unida?

Respuesta. La gente de mi generación creímos en la integración de Espana en Europa desde los años cincuenta o sesenta, al principio de forma poco articulada y después más reflexiva. No obstante, debo reconocer que nunca como ahora he tenido dudas tan profundas sobre la construcción real de Europa.

P. ¿Qué tipo de dudas?

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R. El proceso de acercamiento político va a ser muchísimo más, lento de lo que nosotros pensábamos. Estamos asistiendo actualmente a importantes movimientos de reflujo debido a la resistencia de las burocracias estatales y de los grandes grupos de intereses como los agricultores, los medios de comunicación, amplios sectores profesionales o los gestores de los sistemas de enseñanza. Su reacción es importante porque protagonizaron los pactos que constituyeron los Estados modernos.

P. ¿Piensa que la propia idea de la UE está sujeta a revisión?

R. Yo no sé si un Superestado europeo, que repita los esquemas de: los Estados creados en los siglos XVIII y XIX, es el marco adecuado para unos procesos. económicos en profunda transformación.

P. Cite alguna contradicción.

R. Sí, hay una evidente entre la adhesión del Bundesbank a concepciones librecambistas y la idea de Europa como una unidad protegida.

P. ¿Los problemas de los que habla son nuevos o eran previsibles hace 20 años?

R. La tendencia económica actual no era previsible hace un par de decenios y va a condicionar gravemente la construcción europea. Por ejemplo, hay una opción generalizada por reducir os déficits después de 25 años de presupuestos desequilibrados. El asunto es importante porque si no hay presupuesto no hay Estado. El Estado se ha basado siempre en dos conceptos complementarios: algo así como el palo y la zanahoria, un elemento coercitivo y una institucion pater nalista que ha ori ginado en los indi viduos una con fianza casi infantil en. los mecanismos de protecci ón. Si todo esto se pone en cuestión, la convivencia en el marco del Estado se cuestionará también. P. ¿Cómo afectará a esta si tuación la futura integración de los países del Este? - R. No se trata de saber dónde construimos la muralla, sino más bien si es posible construir unamuralla y si, además, es deseable. Europa no se puede construir contra el resto del mundo. La esencia de Europa es la apertura. No hay otro camino.

P. ¿Qué piensa de una Europa de dos velocidades? ¿Cuál sería lugar de España?

R. De hecho, ya estamos en una unión a dos velocidades. España está distante del grupo central, que va a más velocidad. No forma parte de ese grupo de cabeza definido esencialmente por Alemania, Francia y el Benelux. Nuestra preocupación debería centrarse más en el mediterráneo. España, Italia y parte de Francia tienen problemas comunes. Por ejemplo, los países del Norte han transformado y conservado su estructura rural. Los del Sur, en general, no. Pero, además, creo que van a aflorar más obstáculos antieuropeos en España. Conforme se acrecienten las diferencias entre el llamado arco mediterráneo, de mayor pujanza económica, y el resto, la idea de Europa se irá diversificando en estos dos territorios. Esta disparidad va a frenar las decisiones políticas. Lo digo lamentándolo.

P. En España, el inicial entusiasmo proeuropeo se ha enfriado progresivamente. ¿Cuándo cree que se produjo el punto de inflexión?

R. La última crisis económica cambió la tendencia. Quizá aquí se retrasó un poco más por las conmemoraciones de 1992.,En el centro del continente hay una zona de intercambio muy activo desde todos los puntos de vista. El tiempo de desplazamiento entre París y Londres o entre Francfort y Bruselas se rebaja cada vez más. Por hablar de mi actividad profesional, en Amsterdam hay conservadores de museos alemanes o británicos. En España esto es, hoy por hoy, inimaginable. En parte, es un problema también geográfico.

P. ¿No cree entonces posible la implantación de la moneda única para todos los socios?

R. No me imagino una moneda única ni en dos años ni en diez. Estamos hablando de aunar sociedades, no sólo economías, muy diversas.

P. ¿Alguna variación en los intercambios culturales paralela a la construcción europea?

R. Sí. En los últimos 10 años han crecido las relaciones de los ambientes artísticos europeos entre sí más que con Estados Unidos. Éste es un hecho digno de tomar en consideración.

P. Usted es el conservador jefe de un museo que colabora con otras instituciones europeas. ¿De qué manera favorece su trabajo la integración española?

R. En el ámbito museístico, España está considerada todavía un país poco europeo. También debo decir que hemos avanzado. mucho, porque hace 15 años apenas trataban con nosotros.

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