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El colmo de la basura

Un programa británico de televisión se especializa en someter a los concursantes a pruebas repugnantes

El programa británico The Word invita a los concursantes a saborear lombrices, a bañarse con gusanos e, incluso, a comerse el ojo de una oveja. No se ofrece recompensa en metálico, sino la oportunidad de convertirse en estrellas por un día. Cientos de jóvenes responden semanalmente a tan repugnante invitación."Hay gente dispuesta a hacer cualquier cosa por aparecer en televisión", afirma Terry Christian, el presentador de The Word, un programa enfocado a la audiencia juvenil que transmite la cadena británica Channel 4. La lista de invitados que acepta participar en este espacio corrobora la afirmación.

Una mujer se tumbó en un ataúd lleno de tarántulas, un invitado se comió el ojo de una oveja, una joven se sumergió en una bañera repleta de gusanos y otra persona besó a un pez. Debra Hands, azafata de vuelo, de 24 años, no se lo pensó dos veces cuando el productor le propuso que se metiera una babosa en la boca. "Era un bicho de color negro. Parecía diminuto, pero se multiplicó de tamaño al metérmelo en la boca. Tuve que darle unas cuantas vueltas ahí dentro. Sabía como la sal. Pero era tan grande que parecía imposible que se me colara por la garganta", cuenta Hands.

Las imágenes de Hands saboreando la babosa se ganaron una amonestación por atentar contra la dignidad de las personas por parte del Broadcasting Standards Council, un organismo que controla la calidad de la programación televisiva. Además, un telespectador aprovechó otro programa, Derecho a responder, para quejarse del mal trato que recibió la babosa. Pero ésta no fue la peor jugarreta que la azafata realizó en los estudios de Londres. "Me subí a un autobús lleno de excrementos de caballo. Fue horrible. El pelo se ensució y olía asquerosamente. Encima no lo emitieron", señala.

The Word recibe un promedio de 300 respuestas a la semana. Todos se comprometen a participar sin recibir más recompensa que una insignia. Además, es posible que su proeza no se pase por televisión. "Sólo seleccionaron las imágenes de tres invitados de los ocho que pasamos las pruebas", dice uno de ellos.

Debra Hands rechaza las críticas que comparan estos retos con un ejercicio de tortura. "De pequeña hacía cosas peores. Comía barro, bebía perfume y otras chiquilladas. Hice el programa para divertirme", concluye.

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