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Qué bonito es Munich

"Creo que el equipo se está divirtiendo. Es un honor estar aquí", Paul Westphal, entrenador de los Suns de Phoenix. "Es un honor estar aquí. Es una ciudad preciosa", Charles Barkley, estrella dentro y fuera de la cancha. "Es fantástico estar aquí", Danni Ainge, veterano tirador. "Estoy disfrutando mucho, todos nos tratan de una forma fantástica", Cedrie Ceballos, jugador. Y así podríamos seguir hasta terminar con la plantilla de los Suns y también con cualquier componente de la embajada NBA. Resumiendo: todo es perfecto, Múnich es la ciudad ideal, el público ha respondido, los equipos europeos han mejorado mucho y venimos a ganar, pero no despreciamos a los contrarios. Es el estilo de la mejor organización deportiva que hay en el mundo y su forma de actuar está por encima de algunas realidades. Como por ejemplo que Alemania no es el mejor sitio para organizar este torneo. A pesar de su éxito en el último Europeo, el baloncesto sigue sin calar hondo y las gradas presentaban un aspecto paupérrimo.

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Tampoco el partido inaugural ayudó mucho a dar la razón a los que pasaron por caja y se dejaron unos cuantos miles. El Buckler Bolonia arraso5a un decepcionante, All Star Franca (curioso lo de llamarse All Star). Los italianos, pudiéndose permitir el lujo de tener en el banquillo durante bastantes minutos a su gran estrella Danilovic, no sufrieron el más mínimo sobresalto para clasificarse para la semifinal gracias sobre todo a un primer cuarto primoroso en el que endosaron a los brasileños la nada despreciable cifra de 20 puntos de diferencia (32-12).

Desde ese momento, coser y cantar para ellos, y salchichas y aburrimiento para el público. Dos horas después acabó el sufrimiento (129-88).

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