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Luis tiene los días contados en el Atlético, según algunos dírectivos

La frustrada dimisión de Luis Aragonés ha causado sorpresa en el seno directivo del Atlético de Madrid. No sorprende la intención de abandono del técnico, sino que Jesús Gil, el presidente, desaprovechara la oportunidad de llevar a efecto una idea antigua, prescindir de Luis, y, además, en condiciones económicas ventajosas el entrenador estaba dispuesto a renunciar a los emolumentos pactados para la próxima temporada. Los directivos dan por hecho que la destitución del técnico se producirá en breve.

Luis Aragonés presentó el miércoles su dimisión ante la sospecha de que Jesús Gil estaba dando vueltas a la cabeza su destitución. El entrenador estaba en lo cierto, según fuentes directivas consultadas por este periódico, aunque luego el presidente le diera a entender que no era así.Esas fuentes no acaban de explicarse el porqué Jesús Gil paralizó el curso de los acontecimientos. Entienden que su actitud pueda deberse a una pretensión de ganar tiempo para encontrar un sustituto idóneo y evitar un recambio precipitado. Según las fuentes consultadas, la destitución del técnico, pese al aparente acuerdo con el presidente, es inminente, aunque sospechan que en peores condiciones económicas para el club.

No es la primera vez que Jesús Gil deja de confiar en el técnico ni tampoco que pierde los nervios por culpa de algunas de sus actitudes y decisiones. En el año y medio que Luis y Gil han coincidido en el Atlético, el técnico ha estado virtualmente destituido en más de una ocasión, pero o bien los jugadores o algunos directivos afines a Luis presionaron para evitar el despido.

En todos los casos Gil se guió por idénticas situaciones previas: una serie de derrotas, la obcecación en alinear a determinados jugadores o dejar fuera a otros, y declaraciones críticas en los medios de comunicación. Estas claves se repiten también esta vez: empate ante el Valencia y derrota frente al Osasuna; suplencias de López, sustituciones de Futre, y una rueda de declaraciones críticas. Gil estaba decidido a echarle, según aseguraron dichas fuentes.

El entrenador se adelantó y presentó su dimisión a Miguel Ángel Gil, hijo del presidente y el director general del club, al sospechar que se estudiaba su destitución. Luis renunciaba a cobrar los emolumentos de la temporada próxima, pactados y firmados ya. El hijo de Gil no le sacó de su pensamiento. Fue después, tras una conversación entre técnico, presidente y director general, cuando el proceso se frenó.

Luis Aragonés dió ayer su versión de los hechos: "Ante la forma en la que se me cuestionaba", dijo. "tuve la impresión de que se quería prescindir de mis servicios. No tenía inconveniente en llegar a un acuerdo". El técnico aseguró haber cambiado de opinión: "Después de hablar una hora con Gil, estoy convencido que quieren que me quedo. Por último, negó que el hubiera confesado a la plantilla el pasado miércoles su intención de presentar la dimisión.

Los futbolistas prefirieron quedarse al margen. Futre, como capitán, fue claro: "De este tema prefiero no comentar nada". Otras veces, optaron por alabar al técnico y defender su continuidad.

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