ETA provoca una carnicería en las inmediaciones de tres colegios de Madrid
Madrid se despertó ayer bajo el terror de las bombas de ETA. La oleada criminal volvió a crispar el ánimo de los ciudadanos. Tres artefactos adosados a otros tantos automóviles estallaron en el barrio de Aluche, causando la muerte de un militar y heridas muy graves a otras tres personas. La indignación alcanzó un grado máximo porque dos de los artefactos estallaron cerca de tres colegios a los que diariamente acuden 1.500 niños. Una de las heridas graves es Irene Villa, de 13 años, que sufrió la amputación de ambas piernas y tres dedos de una mano. La muchacha se encontraba anoche en estado crítico.
La primera bomba estalló poco antes de las ocho de la mañana y causó la muerte del teniente Francisco Carballar Muñoz, de 47 años, padre de cinco hijos. La segunda, que estalló a unos 500 metros y frente a dos colegios, causó heridas muy graves a la funcionaria de la comisaría de Los Cármenes María Jesús González Gutiérrez, de 40 años, y a su hija Irene Villa. El tercer artefacto causó graves heridas al comandante del Ejército Rafael Villalobos, de 38 años, y a su hermana. La segunda explosión se produjo cuando en la calle, junto al cadáver del teniente, se arremolinaban decenas de vecinos, policías y asistencias médicas.El atentado contra el teniente Carballar, cuyo cuerpo resultó destrozado, se produjo cuando el militar se dirigía a su destino. Habitualmente le acompaña un hijo suyo de 19 años, pero ayer viajaba solo. La funcionaria María Jesús González también lleva a diario a su hija al colegio, y ayer no fue' una excepción. La madre ha perdido la pierna y mano derechas. El tercer atentado se registró a las 11. 30 en la calle de Pablo Casáis, a más de dos kilómetros de los primeros. En este caso, los terroristas atentaron contra el comandante Rafael Villalobos, que también sufrió la amputación de ambas piernas. Una hermana que le acompañaba resultó herida de consideración.
En los colegios afectados se produjo una sucesión de padres y madres recogiendo a sus pequeños y proclamando su indignación. Niños y niñas telefoneaban a sus casas para decir "estoy bien; ven a recogerme".
Mientras esto sucedía en Madrid, los GRAPO hicieron estallar dos bombas en la línea férrea que utilizará el tren de alta velocidad y que ayer mismo era inspeccionada por el ministro de Obras Públicas, José Borrell, y la presidenta de Renfe, Mercè Sala.
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